lunes, 30 de septiembre de 2013

 
 
 
 
 

Revolución en la mesa.


14/8/2013

 

Las niñas y los niños de una escuela de verano se sientan con nerviosismo porque va a empezar la función, organizada por la asociación de mujeres.

Una de ellas vestida de cocinera con una enorme cuchara en la mano les dice con tono de pregonera: ¡Ese día en el comedor se armó la revolución. ¡Abrid bien vuestros oídos, os contaré qué pasó! Y continuó con una narración, que intento reproducir de memoria.

Tenedor no paraba de pinchar a los demás, se le unieron plato, vaso, cuchillo y salero. ¡Si faltamos en la mesa sería difícil comer y las chicas sin nosotros, nada podrían hacer! Mantel, que era el más inteligente, les decía que todos juntos serían más eficientes. Cuchillo le cortó: No hables sin conocer, somos los más importantes y ellas deben reconocerlo. Plato intervino convencido: Tenéis que aceptarlo todas, nosotros somos mejores y los más valorados. Salero, con su gracia habitual: ¡Qué risa! ¡Cuando la carne presenten sin nada para cortar!

En la alacena contigua todas las aludidas estaban nerviosas. Cuchara, que tenía más cabeza que cintura, reunió a las chicas. No faltó ninguna. Tenía un plan. Fue aceptado por mayoría, ya que sopera y taza dudaban de ser capaces de hacer lo que ellos hacían ¡eran tantos años con los papeles asignados…!

Hicieron un ensayo. Escudilla sustituyó al plato en su cometido. Seis servilletas volaron como avionetas de papel y en la mesa aterrizaron sustituyendo al mantel. Dos brochetas, muy unidas, se ofrecieron a intentar suplantar al tenedor en su función de pinchar. Copa estaba decidida a ocupar el puesto del vaso ¡pues aún siendo yo muy fina hago muy bien mi trabajo! Navaja alzó su voz en tono cortante: Aunque yo venga del campo y no sea tan elegante, sustituiré al cuchillo que se cree muy importante.

Los chicos, que se habían escondido en la despensa, para espiar el fracaso de las chicas, estaban alucinados. Cazo con voz profunda habló muy avergonzado: Nos hemos equivocado, nos han demostrado inteligencia y que saben cooperar.

El primero en salir fue el mantel y se colocó en la mesa como solía hacer. Jarra, conciliadora, invitó al resto a unirse y a regañadientes lo hicieron.

La cocinera narradora sentenció: No hay nadie más importante ya que todos y todas somos iguales, cada uno en su función, debemos trabajar juntos, valorando a los demás.

Es una original idea que quiero compartir como buena practica, en el convencimiento de que una gota de agua puede convertirse en una ola.

 

 
 


domingo, 29 de septiembre de 2013

 
 
 
 
 
 
 
 

LA TRAPERA.

Ana María Rey Merino

Antropóloga Social.

 

En el año 2010, Maribel Diez Jiménez y yo, nos hicimos responsables de una investigación sobre el trabajo de las mujeres de Guadix, en los setenta y cinco primeros años del siglo XX. Ha sido un trabajo laborioso en el que han participado muchas mujeres y algunos hombres, que entregamos al Ayuntamiento de Guadix antes del verano para que se encargase de su publicación.

Desgraciadamente algunas de las mujeres, que nos proporcionaron sus recuerdos, sus palabras, sus sentimientos y sus fotografías, ya nos han dejado. Por eso, y mientras el original del texto llega a la imprenta, me siento en la obligación de rendir un homenaje póstumo a todas ellas.

Así que hoy escribo sobre un oficio tradicional del que supimos durante nuestra investigación y que desempeñaron muchas mujeres: las traperas.

La Real Academia de la Lengua las define como personas que tiene por oficio recoger trapos de desecho para traficar con ellos, que los compra y los vende, y que hace lo mismo con otros objetos usados. Está vinculado a la venta ambulante y prácticamente ha desaparecido, aunque tal y como están las cosas no me extrañaría que lo recuperásemos en breve, lo que tendría su lado bueno si pensamos en la sostenibilidad del medio ambiente y en el reciclaje que aporta segundas oportunidades a muchos materiales.

La primera descripción detallada la encontramos a principios del siglo XX en un artículo que publicó José María García Varela y Torres en el periódico local “El Accitano” el 5 de junio de 1909. Nos describe a una mujer entrada en años que busca su pan de cada día “…sudando, sufriendo para obtenerlo penas y trabajos, angustias y molestias”. Por compañero de faena tiene un borrico sobre el que coloca capachos de pleita y mimbre en los que transportar las mercancías y en ellos:

“…se destacan botas que por todos lados lucen troneras; alpargatas partidas y desechas de tanto servir; trapos de todos órdenes y de todas categorías; jirones de seda que acaso cubrieron en su prístino estado gallardo cuerpo de encopetada y altiva dama, yendo en gracia a su donación a adornar el gentil palmito, de su camarera, niña bonita con más humos que su señora, descendiendo a la criada por idéntico motivo y terminando en el cesto de lo inservible; resto de bordada camisa que estrenara, a caso, púdica doncella en la noche de bodas; trozos de encaje que cubrieron quizá el seno ebúrneo, marfilado y terso de hermosa señorita; parte de rojo y rameado corsé que, quién sabe, si en otro tiempo cubrió las desnudeces de impertinente pecadora, oprimiendo dulcemente sus encantos, codiciados por magnates y adoradores sin blanca, que después muriera olvidada y miserable; trozos de tela de algodón que conservan manchas sanguinolentas y átomos de cataplasma como si hubieran estado al servicio de enfermedad humana; pingajos de prendas grandemente sucias que es probable fueran de menesteroso, que no se ocupó en que se trataran con el agua, y que en su persona se desgarraron haciéndose añicos....”

Pero el borrico también carga con un cesto en el se pueden encontrar figuritas de Santos, muñecos desnudos, cajas de ovillos, calcetines y medias, agujas de red, otras para costura, alfileres de todas clases, cinta de varios colores..... Estas mercancías son las que la trapera destina al trueque, porque ella solo vende el material que recoge por los domicilios a los almacenistas, a la gente no le vende nada, cambia unos productos por otros.

Mi cuñado Torcuato Hernández García lo confirma, el abuelo de su esposa, Diego Martínez a quien conocían como “el Trapero” o “Diego Jumilla”  tenía un negocio de almacenista en el que compraba trapos, zapatillas y chatarra. Lo clasificaba y embalaba en un almacén que tenía en la Avenida Medina Olmos. Estaba funcionando antes de la Guerra Civil y lo hizo hasta la década de 1960. El producto comprado a las traperas era llevado por él mismo a Alcoy, para ello se servía de un carro grande tirado por seis mulas. Vendía los trapos a las fábricas de papel; los papeles a las fábricas de cartón; los huesos a las refinerías; las chatarras a fundiciones, y las botellas a los almacenes de vino. Mientras llegaba a su destino recogía pedidos de vino que le hacían en las ventas por donde pasaba, de tal manera que, para no hacer la vuelta de vacío, regresaba por Jumilla donde cargaba su carro con caldos de la tierra para cumplir con los encargos y para surtir su taberna. Con el negocio siguieron sus hijas en especial Antonia Martínez Nicolás, que falleció en 1936 y Encarna, fallecida en 2002, a quien tuve el placer de tratar y conocer. Inolvidable su sonrisa franca. Ella era la encargada de llevar al Ayuntamiento la lista del material relacionado con la chatarra que se había comprado. Era obligatoria su presentación porque con ello, la autoridad municipal controlaba que no se comerciase con materiales procedentes de robos.

Pero sigamos con el texto de Garcí-Torres que nos describe la forma en que la trapera accitana anuncia su presencia:

“…con la mano derecha sujeta el ronzal del borriquillo que la sigue obedientemente, y vocea, vocea su mercancía, con voz de tiple enronquecida muchas veces por el catarro: ¡Quien cambia trapos, por niños, agujas, hilo, alfileres, cinta! ¡La Trapera!

Sin embargo nos cuentan que no siempre era fácil su tarea, porque en tiempo de mucha necesidad, las mujeres de Guadix también utilizaban los trozos de prendas estropeadas, si eran sábanas para echar remiendos en otras, si eran camisas para hacer pañuelos, pero también confeccionaban colchas y alfombras con tiras de trapos de diferentes colores, harapos de los que nacerán las jarapas y las colchas de retazos. Lo mismo ocurría con los sobrantes de lanas de tejer o con las prendas que se deterioraban, como chalecos o saquitos, que con paciencia y arte se transformaban en bellos cobertores multicolores.

Sin duda las traperas eran mujeres que vivían en la ciudad y de ella, que la necesitaban, porque encontraron la manera de subsistir con los restos que generaba. Y esta realidad es también parte de nuestra historia.

 


viernes, 27 de septiembre de 2013

Vino “apalabrado” de la Contraviesa 6/8/2013
Necesitaba unos días de descanso. Mi cabeza pedía desesperadamente un analgésico para el tremendo malestar que me provocan las noticias en los periódicos, las tertulias de la radio, las consecuencias de todas esas medidas que se han ido aprobando por quienes nos desgobiernan, del cinismo, las mentiras, de la poca vergüenza... Y es que a mi no me anestesian ni el fútbol ni los manipulados conflictos con Gibraltar o Marruecos. Decidimos perdernos en los paisajes de La Alpujarra, una comarca con tanta identidad como variados contrastes. Un lugar para quienes gustamos del viaje, pero también para artistas y poetas. Las razones de la elección: su proximidad, su paisaje pintoresco y peculiar, su distinguido hábitat, su arquitectura vernácula, su luz, su aire, su agua, su vino, su jamón, sus tomate, sus dulces... sus gentes. Mientras preparaba el equipaje, añadí el libro de Pedro Antonio de Alarcón “La Alpujarra” y “Al sur de Granada” de Gerald Brenan, porque muy joven adquirí la costumbre de leer lo que otros viajeros han experimentado y compararlo con mis propias experiencias, además los días de descanso son muy propicios para la lectura. Decidimos que nuestro centro base estaría en Juviles y desde allí, unas veces a pie y otras en coche, recorreríamos el territorio. Cuando abandonábamos la autovía para dirigirnos a Torvizcón intentaba imaginar a Alarcón a lomos de su caballo y no podía evitar sonreír. Viajar a la Alpujarra en aquellos años debía ser como ir ahora al Polo Norte, una travesía de riesgo. Vimos gentes trabajando la tierra, muchos hombres con la piel negra, y no precisamente por los efectos del sol, sin duda eran africanos. Allí se ha sufrido y se sigue sufriendo porque de la tierra, compañera inseparable, no alcanzan a extraer lo suficiente, y hay que vender barata la mano de obra sacrificada. Seguramente con esta realidad que conjuga belleza y sufrimiento fue con la que se encontraron primero Alarcón y luego Brenan. Al visitar la posada que fue primera residencia del inglés en Yegen me quedé absolutamente impresionada. Afortunadamente pudimos deleitarnos en ella gracias a que el ayuntamiento ha dejado las llaves en una castiza taberna próxima, que gestiona una irlandesa, y que con gran amabilidad proporciona todo tipo de explicaciones. Lamentablemente no ocurre lo mismo con la Casa Museo de Alarcón en Capileira que solo abre en agosto. La tabernera nos habló de la visita de Virginia Woolf al pueblo invitada por Brenan, y mientras nos bebíamos una copa de vino “apalabrado” de la Contraviesa decidí que escribiré sobre ella, pero será otro día.

martes, 24 de septiembre de 2013

¿hasta cuando las mentiras?

16-0-2013


La memoria económica del proyecto de reforma de pensiones del Gobierno de España, que ya tienen los agentes sociales, lo dice claro: el sistema se ahorrará 33 mil millones de euros. Es evidente que este llamado “ahorro” sale de los bolsillos de las personas que perciben o percibirán una pensión. Es dinero que, según las reglas actuales, tendría que ir a las pensiones, pero que con la reforma se quedarán en la caja de la Seguridad Social. Rajoy dijo solemnemente que nunca se iban a bajar las pensiones, remitiéndose a que no se podía atentar contra el segmento más frágil de la sociedad, que se constituye con las personas que las cobran. También dijo que el dinero del rescate bancario era responsabilidad del sector financiero y que este devolvería los 50 mil millones que en concepto de rescate envió el resto de Europa a nuestro país. Lamentablemente el lema del presidente del gobierno es “donde digo digo, digo Diego” y acaba de incumplir las últimas promesas electorales que había preservado. Desgraciadamente para muchas familias, que ya lo están pasando mal, desde el año que viene empiezan los recortes de las pensiones en nombre de la sostenibilidad. Una sostenibilidad se está planteando hasta 2052, cuando en más de treinta años pueden suceder tantas cosas… Además la semana pasada supimos que el Estado, es decir todos y todas nosotras, ha perdido 37 mil millones de euros del dinero europeo con el que se rescató al sistema financiero ¿La forma más sencilla de recuperarlo? Robárselo a los pensionistas. Cuando quiso buscar euros para banqueros lo encontró ¿por qué no lo busca ahora para no tener que tocar las pensiones? El problema no solo lo tenemos en España. Acabamos de saber que algunos investigadores norteamericanos denuncian que la democracia está en peligro porque el 60% de los ingresos de la recuperación económica desde 2009 ha ido a manos de un 0,1% de la población, y lo mismo está ocurriendo en China, Reino Unido o Finlandia. Es constatable que cualquier idea de equidad o igualdad de oportunidades es un sarcasmo y nos lo tragamos como si fuera una realidad física incuestionable igualita que la ley de la gravedad. Dice un proverbio árabe: La primera vez que se produce un engaño, la culpa es del que engaña; la segunda vez, la culpa es del que se deja engañar. Y como dice Iñaki Gabilondo cuando te engañan doce o catorce veces nuestra condición como ciudadanos se degrada tanto que ya no tenemos perdón de Alá

miércoles, 18 de septiembre de 2013


Que la buena estrella las acompañe.

10/9/2013

 

El siglo XX ha sido el del descubrimiento de las mujeres, el de nuestra revolución, la única incruenta de la historia, y el de nuestro modelo teórico: una filosofía llamada feminismo.

Ahora, aspiramos a que este siglo XXI sea el siglo de las mujeres. Es cierto que nos queda mucho camino por recorrer para pasar de los derechos a los hechos. Las más afortunadas para, desde la igualdad legal, llegar a la igualdad real, y las que lo son menos afortunadas intentando que se cumpla la tautológica conclusión de la Conferencia de Pekín del año 1995: "Los derechos de las mujeres son derechos humanos". Lamentablemente esta afirmación de Perogrullo no es tan evidente en algunos países del mundo: lapidaciones públicas, ataques con ácido, ablaciones del clítoris, matrimonios concertados de niñas, violaciones, asesinatos por terrorismo machistas…

En este "primer" mundo desde el que escribo, la feminización creciente de la pobreza se da la mano con la exigencia femenina de una forma diferente de entender el trabajo y la vida. Y no es que las mujeres seamos menos competitivas y, mucho menos, que estemos peor cualificadas; sencillamente, somos el producto de una educación y socialización distintas, la vida privada y la afectividad son más importantes en nuestra escala de valores. Además y, desde luego, el "techo de cristal" existe, duro y resistente, bloqueando muchos sueños y aspiraciones.

Para que las mujeres pudiéramos estar representadas en política, el movimiento feminista recurrió primero al sistema de cuotas, tan denostado, para luego llegar al concepto de democracia paritaria, que aun siendo mucho más ambicioso, o tal vez por ello, se consiguió con menos reticencias. Por eso hoy siento una especial alegría al tener una mujer presidiendo el gobierno de Andalucía, y sabiendo que en su gabinete hay señoras de importantes perfiles, trayectorias, empeños y proyectos que auguran formas de hacer política más cercanas a las preocupaciones reales de la ciudadanía, más solidarias, más comprometidas con los derechos sociales.

Es cierto que el solo hecho de ser mujer no basta para crear tan optimistas expectativas, pero sí lo es el célebre dicho de que una mujer tiene que hacer el doble de méritos que un hombre para que le sea reconocida la mitad, y esto es ya una garantía.

No tengo duda respecto a que todas son luchadoras, pero pacifistas; firmes, pero negociadoras; seguras, pero cálidas.

Levanto mi copa y brindo por Susana Díaz, Maria Jesús Montero, Elena Cortés, Maria Jesús Serrano, Elena Víboras y mi amiga Maria José Sánchez Rubio. Espero que la buena estrella las acompañe.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Descenso galáctico del Paro


Descenso galáctico del paro.

 

3/9/2013

 

El exceso de sol del verano es la única explicación para el repique de campanas mediático celebrando que el paro registrado baje en 31 personas, cuando este sigue siendo de 4.700.000 criaturas que por más que se esfuerzan no encuentran la mínima posibilidad de ganarse el pan.

La evidencia nos dice que en España se sigue triturando puestos de trabajo, y eso lo cantan los datos de afiliación a la Seguridad Social, incluso cuando se mide de forma desestacionalizada, es decir, cuando los datos reales pasan por un tamiz matemático que elimina lo efectos de la temporada turística o las campañas agrícolas. Así las cosas hay 99.069 cotizantes menos a la Seguridad Social.

Además, y como era de esperar, el paro femenino ha crecido en el último año un 3,2 %, mientras el masculino ha bajado un 0,1%. Ya sabemos que en esta ideología dominante las mujeres tienen un sitio reservado en sus casas, porque no están dispuestos a gastarse el dinero de los impuestos en escuelas infantiles, ni en ley de dependencia, ni en servicio alguno que puedan prestar gratis las señoras.

Y por si no fuera bastante, los datos informan de que la contratación sigue precarizandose porque el 95% de los nuevos contratos han sido temporales. En el último año la contratación indefinida ha caído un 16% y la temporal ha crecido el 1,1% y subiendo. En esta modalidad suben escandalosamente lo contratos de tiempo parcial que se crearon para facilitar el acceso al mundo del trabajo a personas que lo compatilizaban con otras ocupaciones (estudiantes, padres y madres con criaturas, personas que gestionaban incipientes negocios, etc) ahora se han convertido en una manera nueva de explotación ya que son muchos los casos que conocemos en que cotizan por cuatro horas y sin embargo trabajan la jornada completa, y pasa como con las lentejas, si lo quieres lo tomas y si no, lo deja.

En resumen solo es galáctico es el deseo de abandonar la desesperanza que nos embarga.

Coincidiendo con el Gran Wyomin es evidente el error de la ministra de trabajo Fátima Bañez al encomendar la mejora de los datos laborales a la Virgen del Rocío que está desbordada con los saltos de rejas, estampidas de caballos y atropellos de carretas, quizá sea el momento de encomendarse a la Virgen de Lurdes, puede que garantice puestos de trabajo en la vendimia. ¡Es lo que hay con este gobierno del nuevo nacional-catolicismo! ¡Y atención que el otoño se avecina caliente!