domingo, 15 de noviembre de 2009

Lágrimas de Luna.



Lágrimas de Luna.
Ana María Rey
11.11.2009

Soy una mujer descreída, pero una madre es una madre, así que cuando llega noviembre y encuentro convocatorias de cultos en puertas y cristales, escucho las campanas de la Catedral, oigo hablar del reparto de tandas que se hacen con arreglo a la estatura y las conversaciones de las camareras que nuevamente llenarán de armonía y belleza la noche... sé que se aproximan días propicios para callejear, para quedar con las amistades que vienen de fuera.
Otra vez paseará por nuestra ciudad la Virgen de las Angustias cuando caigan las hojas del álamo y amarilleen las del ginkgo biloba. Y allí estarás, viéndola pasar, con tus ojos bendecidos por unas lágrimas que nadie conoce, que nadie ve, que nadie comprende... Solo Ella... Porque son para Ella, como una confesión, como un regalo, como una ofrenda de amor...
Sabes que no se trata de ir buscando la procesión, sino sentimientos. Porque la procesión pasa, pero el sentimiento permanece.
Te veo elegantemente vestido de traje y con el cuello acariciado por la pajarita. Nadie conoce como tú de la unión perfecta entre hombre y madera por el amor de tu hombro; entre hombre y calle por el susurro de tus zapatos, entre hombre y hombre apiñados en un mismo esfuerzo, en un mismo trabajo, dispuestos a llevar a la Madre sobre los hombros.
Son las buenas gentes de la Comarca de Guadix quienes la siguen y la acompañan, quienes la llevan y la contemplan, acariciando las cuentas de un rosario que componen un único misterio: el de la eterna hermosura de sus ojos. Una única letanía que musitan, cada segundo domingo de noviembre, los labios del alma: ruega por nosotras...
Desde una esquina la miras como si nunca la hubieses visto. Va vestida de luna, tiene brillo de estrellas prendidas en su pecho, la coronan la brisa de los sueños y el amor infinito de los besos del hijo que acuna entre sus brazos. Y tu, que eres madre, piensas en tus hijos y te estremece su dolor.
Con el aroma de los nardos que la adornan, pones la mano cubierta con un delicado guante de encaje sobre tu corazón, y repites tus promesas de tantos otoños que se fueron, que aún perduran tras el manto de la Virgen, con el alma descalza, con los ojos encubriendo la pena... Promesas que nunca se olvidan, porque se grabaron a fuego una noche de noviembre en los silencios del corazón, y ya ni siquiera sientes el dolor que te producen los zapatos altos de tacón en el talón.
Así es como un alma encanece superando otoños, amasando recuerdos imposibles de expresar, esperando que otro año le pille, como por sorpresa, en aquella plaza, en aquel balcón donde esperó el primer encuentro con Ella, mecida y vitoreada... Y yo pienso en Isis y me pregunto si esta manifestación de amor se parecerá a aquella.
En el manto oscuro de la noche aún queda un trocito de Luna, se asoma curiosa a contemplar nuestra ciudad, y emocionada se desparrama clavándose en los ojos que la miran, se enreda en los correajes de los legionarios, se pierde entre nubes y aparece en el tricornio del guardia civil, se convierte en las lágrimas de una Madre que nos regala su mirada brillante cargada de esperanzas.
Como efímeras gotas de una imposible eternidad, aún quedan regueros de cera en las calles, y cuando desaparece la magia de la noche, nos damos de bruces con la sucia realidad. Desconozco si es que este año no estaba prevista la limpieza extraordinaria, o esta se ha realizado de forma chapucera. Lo cierto es durante varios días ha habido incidentes en las vías: trompos de coches, caídas de motocicletas, resbalones de ciudadanos y ciudadanas en las aceras, que lógicamente han puesto el grito en el cielo. Habrá quienes por esta causa alcen la voz y clamen contra las procesiones. Sin entrar en la demagógica polémica de si debe ser la hermandad o el Ayuntamiento quien se ocupe del asunto, sí estoy de acuerdo en que es una temeridad y una irresponsabilidad no proceder a la limpieza inmediata de las calles. Para próximas ocasiones, que las habrá, porque aquí cuando no sale una procesión sale otra, será preciso disponer de medios mecánicos para desprender la cera del pavimento, en otras ciudades existen equipos formados por un camión lavadora, un equipo desincrustador y varios operarios.
El año que viene volveremos a encontrarnos y para entonces quizá estos problemas ya estén resueltos, y nos podamos quedar con toda la magia de una estrenada noche de otoño.

Fotos Tati

No hay comentarios: