lunes, 28 de enero de 2008

Lex orandi, lex credenti

Lex orandi, lex credendi.
21.1.08

Se cree como se reza, es la traducción del titulo de la columna que lees. He de reconocer que el latín no es una lengua que domine, pero alguna que otra cosa recuerdo de mis adolescentes años en el instituto. Desde luego no lo suficiente como para comprender el recitado completo de una misa, y menos si el sacerdote me da la espalda. Por lo que es muy probable que si se impone esta reforma, que nos retrotrae a los años previos del Concilio Vaticano II, y lo unimos a una fe en estado critico, a la deficiente formación en lenguas muertas, y a lo reaccionario del discurso oficial, las iglesias terminarán por convertirse en salas de exposiciones y conciertos, si aspiran a sentir el latido de algunos corazones humanos en su interior.
La Catedral de Guadix ya ha iniciado el camino. Estos días "Andalucía Barroca" una exposición itinerante de carácter eminentemente didáctico está en su seno. Como su propio titulo indica la temática gira en torno al Barroco, interesante período de la historia que transcurre entre los siglos XVII y XVIII. En ese tiempo se producen en Europa y en España una serie de cambios que afectan a la política, la economía, la cultura… y por supuesto a la religión. Si hay una palabra que define todas esos cambios es crisis.
La Reforma Protestante emprendida por Lutero y continuada por otros líderes dan un serio golpe a la unidad tradicional de la Iglesia Católica, que por otra parte está afectada por múltiples males, que los protestantes tratan de atajar.
Hemos de recordar que vivimos bajo monarquías absolutistas que, evidentemente lo son por "la gracia de Dios" y es por ello que la Iglesia dirige la vida ciudadana y la Fe se convierte casi en la única fuente de verdades. Apenas hay un proyecto civil que defina la ciudad, pero sí hay una comunidad de creyentes. Los barrios son las parroquias; el lugar de reunión es la iglesia, y las personas se organizan en Hermandades de culto.
Por eso su reacción no se hace esperar y pone en marcha la Contrarreforma que va a tener gran influencia en muchos aspectos de la vida social, pero sobre todo en el campo del arte para demostrar su poderío. Los templos y edificios se recubren de decoración, las líneas rectas se parten y quiebran, las columnas giran sobre su propio eje para convertirse en columnas salomónicas, los clásicos frontones se curvan y se rompen para dar más movimiento a la obra. El color y la luz van a ser elementos fundamentales. Las imágenes se representan con expresividad y realismo. Para decorar los edificios se emplean elementos como la estípite, pilastras y sobre todo las yeserías, que van a recubrir cúpulas y techumbres dando una nota de recargamiento al conjunto. De hecho el término Barroco proviene del portugués y, en su origen, significó "perla irregular y deforme" y se empleó para describir de manera peyorativa las formas artísticas demasiado recargadas, de tal manera que hasta el siglo XIX, se utilizó como expresión desaprobatoria.
Todo esto lo podrás ver en la exposición que te recomiendo y además te propongo completar la visión del Barroco, acercándote al incomparable marco del Hospital Real de Granada para ver "Teatro de Grandezas", que permanecerá abierta hasta que termine este mes de enero. Comprenderás por qué fue un Siglo de Oro, verificaras como te asombra y cómo despierta cuanto queda en tu alma de barroco.
Intenta comparar nuestro tiempo y aquel. Pregúntate si la iglesia no estará buscando recuperar el terreno perdido, y por eso escuchamos a Rouco Varela y a García Gasco decir en voz de mitin, que el laicismo radical del gobierno socialista ha provocado un retroceso en los derechos humanos, y la disolución de la democracia. ¿Quizá les gustaría que al igual que ocurrió en el Concilio de Trento, se restableciera la Santa Inquisición con sus métodos de tortura y terror, y se reelaborara el Índice de libros prohibidos para quienes han recibido el bautismo? A lo mejor añoran el control sobre la producción científica, para así evitar que avancen las investigaciones con células embrionarias. Pero puede que lo más atroz para ellos sea tener que oír a doña Maria Teresa Fernández de la Vega (horror una mujer que manda) decirles que, por amor de Dios, no sigan contando mentiras, que la sociedad española es adulta y no precisa tutelas morales.
Claro que igual no te haces estas preguntas y te haces otras, lo importante es que leas, pienses, te interrogues y tengas una opinión que puedas manifestar en libertad.

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