Aprovecho estos días en que hay ferias del libro y oportunidades o descuentos para su adquisición, para recomendarte uno que siempre ha formado parte de mi botiquín de supervivencia: Una habitación propia de Virginia Woolf.
Lo que más me ha impresionado siempre de su lectura es el impacto emocional que me produce y la visión de la autora de un problema tan complejo en el momento, como el de la capacidad intelectual de las mujeres.
Es un libro que nace como consecuencia de la polémica social sobre si las mujeres son tan creativas e inteligentes como los varones, cosa que muchos hombres “intelectuales” no creían y que además argumentaban. Virginia participa en el debate, ya que la invitan a dar dos conferencias, una en Cambridge y otra en Girton. Con los textos de estas dos conferencias nació el ensayo Una habitación propia en 1929.
Es una obra básica para comprender la condición intelectual de las mujeres a lo largo de la historia y las trabas que tanto la dominación masculina como la sociedad patriarcal han puesto a la educación de las mujeres, para que así pudiésemos lograr la independencia.
Virginia reivindica un espacio desde el cual las mujeres caminemos hacia la libertad, pudiendo mantener la identidad como mujeres, es una habitación propia donde poder escribir, leer, conversar, pensar y respirar con libertad. Para nuestra autora la puerta debía tener un buen cerrojo, que dejara al margen a los demás, de tal manera que ella en solitario y liberada de ataduras y responsabilidades, pudiese enfrentarse al decisivo momento de colocar la pluma sobre un folio blanco y vaciar en él lo más profundo de su pensamiento y su sentimiento. Habla de un espacio para la intimidad con una misma.
Pero no se queda aquí, hay dos cuestiones básicas que complementan este espacio de independencia personal, lo que Virginia llama “quinientas libras al año” es decir la independencia económica y la educación.
Respecto de la independencia económica, la escritora la consiguió con una renta vitalicia fruto de la herencia de una tia suya que murió al caerse del caballo, y Virginia escribió: Ninguna fuerza en el mundo puede quitarme mis quinientas libras. Tengo asegurado para siempre la comida, el cobijo, y el vestir. Por tanto no solo cesa el esforzarme y el luchar, sino también el odio y la amargura. No necesito odiar a ningún hombre; no puede herirme. No necesito halagar a ningún hombre, no tiene nada que darme”.
Respecto a la educación, ella beberá en la fuente de Mary Wollstonecraft, la filosofa y escritora británica, en su texto Vindicación de los derechos de la mujer en el que argumenta que las mujeres no son por naturaleza inferiores al hombre, sino que parecen serlo porque no reciben la misma educación. A partir de aquí Virginia expone que la diferencia sexual viene dada por una educación diferente, ella propone una educación que permita desarrollar mentes andróginas de alto nivel, según ella, es fatal ser hombre o mujer, sin más; se debe ser mujer-varonilmente u hombre-femeninamente. Las personas somos producto de la sociedad en la que vivimos, de la educación que recibimos, de las vivencias propias y ajenas que nos configuran en referencia a las expectativas, la sexualidad y por tanto a la función social que desempeñamos.
Respecto a la educación, ella beberá en la fuente de Mary Wollstonecraft, la filosofa y escritora británica, en su texto Vindicación de los derechos de la mujer en el que argumenta que las mujeres no son por naturaleza inferiores al hombre, sino que parecen serlo porque no reciben la misma educación. A partir de aquí Virginia expone que la diferencia sexual viene dada por una educación diferente, ella propone una educación que permita desarrollar mentes andróginas de alto nivel, según ella, es fatal ser hombre o mujer, sin más; se debe ser mujer-varonilmente u hombre-femeninamente. Las personas somos producto de la sociedad en la que vivimos, de la educación que recibimos, de las vivencias propias y ajenas que nos configuran en referencia a las expectativas, la sexualidad y por tanto a la función social que desempeñamos.
MaryWollstonecrsft. |
De hecho este razonamiento de Virginia Wolf será retomado, años después, por la novelista y filosofa francesa Simone de Beavoir para explicar su tesis “no se nace mujer, la mujer se hace” en su emblematico libro "El segundo sexo" (1949). Te recuerdo que en este texto se realiza un profundo análisis sobre la identidad de las mujeres desde diferentes opticas, profundizando en el papel de la mujer en la sociedad y la construcción de la imagen las mujeres.
Simone de Beauvoir |
Los libros nos abren siempre ventanas a luminosos espacios de pensmiento, experiencia y sentimiento, así que paseate por las librerias de tu barrio o acercate a la biblioteca municipal y sacale partido a esta maravillosa posibilidad de derribar las fronteras de los idiomas, del tiempo, de las mentalidades... y empápate de las mejores esencias del pensamiento humano.
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