domingo, 24 de mayo de 2009

No, no tengo el trasero de Cindy Crawford.










No, no tengo el trasero de Cindy Crawford .
19.05.09


Este fin de semana un querido amigo me regaló la oportunidad de escuchar, conocer y conversar con Gioconda Belli, una de las escritoras latinoamericanas más leídas en América y Europa. Fue en el acto de clausura de Sexto Festival Internacional de Poesía Ciudad de Granada. Se celebró en un recogido y agradable rincón de la Huerta de San Vicente, al lado de la casa de Federico García Lorca. La presentó mi poeta preferido, ya sabes, Luis García Montero, a quien saludé y pregunté por su nuevo libro del que es protagonista el inolvidable Angel González.
Y allí asistimos al fascinante testimonio de una mujer fuera de lo común: nicaragüense, revolucionaria, con enorme melena rizada, inteligente, poeta, con pasado, con futuro, con hijos y con marido. Con la intensidad, la sensualidad y la fuerza narrativa que la caracteriza, nos regaló una deliciosa velada poética.
Estuvo vinculada al Frente Sandinista de Liberación Nacional desde 1970. Por aquel entonces era una organización clandestina que buscaba derrocar la dictadura somocista. Esta vinculación se extiende también al plano afectivo: estuvo casada con Henry Ruiz, uno de los nueve comandantes de la dirección nacional y ministro de Planificación. Con el triunfo de la Revolución, Gioconda desempeñará diversos cargos en el nuevo gobierno hasta su renuncia en 1994.
El compromiso político, el ser y el sentir femenino son los dos temas fundamentales en una obra que ha contado desde sus comienzos con el respaldo del público, aunque después de oír las declaraciones de Gamoneda sobre Mario Benedetti, dudo que los rancios académicos la consideren aceptable.
Las gentes "normales" que compran y leen poesía, pronto reconocen su talento. Su poesía es fresca y vitalista, profundamente personal, tiene un estilo que escapa a cualquier corriente o escuela. Coherencia y unidad caracteriza su expresión poética. Decidida a rescatar el lugar de la mujer, su obra plasma la incesante búsqueda de la identidad femenina y el encuentro con la conciencia social, a través de la actitud revolucionaria. Su voz sincera es un grito a las adormecidas conciencias de este mundo.
En 1972 recibe el Premio de poesía Mariano Fiallos Gil por "Sobre la grama" Obtuvo el premio Casa de las Américas por su libro de poemas "Línea de fuego" en 1978. Después escribirá "Amor insurrecto", "De la costilla de Eva" y "Truenos y arcoiris" Se recoge su obra poética en el volumen "El ojo de la mujer" que te recomiendo especialmente. Yo estoy leyendo "Apogeo" (me lo dedicó esa noche mágica) en él hay una propuesta vital de celebrar y festejar el cenit en la vida de las mujeres. Ese momento fundamental de la existencia donde la belleza física, coexiste con la sabiduría. Época de meditación, cambios y plenitud, de euforias, pero también de temores. Precisamente de este libro recitó "La menopausia" ironizó sobre la idea de que con ella a las mujeres nos llega el gran desastre: Perder la regla no es perder la medida,/ ni las facultades;/ no es meterse cual caracol/ en una concha/ y echarse a morir./ Si hay depresión,/ no será nada nuevo;/cada sangre menstrual ha traído lágrimas/ y su dosis irracional de rabia./ No hay pues ninguna razón/ para sentirse devaluada./Tirá los tampones,/ las toallas sanitarias./ Hacé una hoguera con ellas en el patio de tu casa./ Desnudáte./ Bailá la danza ritual de la madurez./ Y sobreviví/ como sobreviviremos todas.
Nos contó que, una noche, estaba su esposo ojeando una revista con fotografías de Cindy Crawford, ella se retiró al dormitorio y decidió dedicarle "De noche, la esposa aclara" poema en el que repasa la anatomía de la modelo y la compara con su propio cuerpo, desdramatizando el salir mal parada, en el convencimiento de que la cercanía emocional es capaz de hacerla vencer: "Por último y como la más pesada evidencia,/ no tengo el trasero de la Cindy Crawford:/ pequeño, redondo, cada mitad exquisitamente delineada./ El mío es tenazmente grande, ancho,/ ánfora o tinaja, usted escoja./ No hay manera de ocultarlo/ y lo más que puedo es no tenerle vergüenza,/ sacarle provecho para leer cómodamente sentada/ o ser escritora."
Dijo que del amor a la vida viene el amor a la poesía. Volver a la poesía es volver a lo más profundo de nuestra esencia humana para ver cuál es el camino para salir de la deshumanización, del confundir el poseer con el ser, de despojarnos de los artificios y buscar la felicidad, la solidaridad, la belleza y el tiempo. Tiempo para disfrutar de la tarde, de la ternura, de nosotras mismas. Poesía es la trinchera de la defensa de la emoción.