Hombres y mujeres por un mundo mejor.
Ana María Rey
23.11.2009
Me han preguntado algunas veces cómo es posible que una mujer que, como yo, tiene hijos varones, luche a brazo entero, con la pluma y la voz desenvainadas en las filas del feminismo.
Yo no encuentro contradicción entre el profundo amor que siento por mis hijos y una lucha en la que pretendo hacer valer mis derechos y los suyos. Porque ser feminista es creer y trabajar por un modelo social en el que hombres y mujeres tengamos las mismas obligaciones, las mismas oportunidades, igual derecho a ser felices y vivir en paz.
Porque soy feminista quiero que mis hijos reciban una educación, en la que nos implicamos su padre y yo, en la que aprendan que ser hombre no impide ser dulce, sensible, cariñoso… sabiendo que socialmente está peor visto que dos niños se besen a que se peleen en el patio de recreo. Quiero que sepan disociar la masculinidad de la rudeza, del honor que se aloja en la entrepierna de las mujeres, del control, del dominio o de las agresiones. Quiero que aprendan a atender sus necesidades domésticas, porque no es más difícil manejar la lavadora, la plancha o la olla exprés, que elaborar una base de datos, usar la cámara de fotos digital, o andar en bicicleta. Adquirir muchas y variadas habilidades los hace más autónomos y por tanto más libres. Quiero ayudarles a reconocer el dolor y la angustia, a expresar los sentimientos y pedir ayuda, buscando activamente apoyo o consejo, porque crecerán con más seguridad si saben lo que les pasa, conocen como enfrentarse a lo que sienten, y no dudan que quienes les amamos estamos a su lado. Quiero que reflexionen sobre la heterosexualidad, que no es sinónimo de masculinidad, ni motivo de orgullo, ya que en el mejor de los casos solo es la expresión de la orientación del deseo sexual, y que sea cual fuese su opción, yo la respetaré, como espero que ellos respeten a quienes sean diferentes. Quiero insistirles en que para tener relaciones sexuales hay que pedir permiso y prepararse para aceptar las negativas, porque la otra persona es importante y su opinión y deseos también, y que no es cierto que cuando dice “no” es un quizás y un “quizás” un sí, si son insistentes.
Quiero que aprendan a cuidarse y a cuidar, así como a ponerse en el lugar del otro para poder satisfacer sus necesidades. Porque si algún día deciden asumir la responsabilidad de tener hijos tendrán una oportunidad inigualable de desarrollar los sentimientos y su expresión, no les importará colocarse en situaciones y poses ridículas para calmar un llanto o arrancar una carcajada. Quiero que sepan que la paternidad responsable significa el establecimiento de relaciones igualitarias dentro del hogar, y que los bebés además de hacer gracias también hacen cacas, y que hay que limpiarles el culo. Quiero que aprendan que es mejor cooperar que dominar y repartir que acumular.
Espero que ejerzan su derecho a ser diferentes al resto de los hombres y de las mujeres, pero igual a ellos y ellas en derechos y deberes. Que ejerzan su derecho a frenar sus impulsos y decidir reflexivamente si quieren expresar su tristeza, miedo, rabia y desesperación con lágrimas o palabras y no dando puñetazos o rompiendo una farola. Espero que ejerzan su derecho a ser personas cooperadoras y solidarias con sus congéneres, sin necesidad de proteger a nadie que no necesita ser protegida nada más que por las leyes, la justicia y las fuerzas del orden. Espero que ejerzan su derecho a ser personas pacíficas y se nieguen a involucrarse en acciones violentas salvo que sea en defensa propia. Espero que ejerzan su derecho a pedir perdón y a retractarse. A vivir dignamente, sin que les exploten, ni les manipulen, ni les envíen al paro o a la pobreza. Espero que ejerzan su derecho a no competir con nadie con el fin de llegar a ser ricos, famosos o poderosos. A disponer de más tiempo libre para cuidar su salud, y disfrutar del placer de la privacidad, y de las relaciones compartidas. Que se den cuenta que la vida es un regalo y cada día una oportunidad de sentirnos parte del universo y que esto les obliga a no desperdiciar un solo segundo de ese tesoro. Aspiro a que se les trate con el respeto que merecen como personas y no como machos o sementales. Sobre todo deseo que sepan que su madre, desde el feminismo, los ama profundamente y por eso trabaja para que vivan en un mundo mejor.
lunes, 30 de noviembre de 2009
Hombres y mujeres por un mundo mejor.
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1 comentario:
Excelente texto ¡si señora!.
Lo que llamas feminismo yo lo considero ética y educar a las personas con ética y respeto es genial.Seguro que tus hijos te lo agradecerán en un futuro próximo.
Saludos!
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