miércoles, 3 de junio de 2009

Hasta las torres más altas caen




Hasta las torres más altas caen.
26 de mayo de 2009

Cada una de las plazas de Guadix tiene su historia íntima y frágil como nuestra memoria. Hoy te invito a pasear por la Bovedilla, y a detenerte en la plaza del Adelantado Pedro de Mendoza, donde se puede ver un enorme busto suyo fundido en bronce, realizado por Juan Polo en 1999.
Al comenzar el siglo XX a este espacio urbano le daba vida un concurrido lugar de descanso, la posada de "San Antonio", y junto a ella un conjunto de pequeñas viviendas y portales en los que se desarrollaban actividades artesanales. Algún incendio, movimientos en la cimentación (dicen que por el paso de las minas del agua) y el inevitable transcurrir del tiempo convirtieron la zona en una ruina.
En este estado ve llegar la II República y, con ella, su firme apuesta por la por la educación. El ayuntamiento de Guadix comulgaba con la idea, y su política educativa puso el foco sobre las infraestructuras. Decidió eliminar las pequeñas unidades escolares, a las que acudían los niños y niñas, distribuidas por toda la ciudad, concentrándolas en los grupos graduados. Nace así el deseo de construir tres grandes grupos. El primero se dedicaría al médico, poeta, filósofo y matemático Abentofail y sería un centro para niñas. El segundo se dedicaría al conquistador y Adelantado Pedro de Mendoza, fundador de la ciudad de Buenos Aires, y tendría doce aulas, la mitad para chicos y la otra mitad para chicas. El tercer centro se dedicaría al escritor y periodista Torcuato Tárrago y Mateos.
El Ayuntamiento decidió comprar el solar en que se había convertido el enclave de la fonda San Antonio, para construir el primer grupo y cerraron el trato con su propietario Antonio Medialdea Vázquez, en 1934, aunque según consta en los documentos municipales, en la primavera de 1940 todavía no se había realizado pago alguno.
A pesar de ello se realizó el encargo del diseño, que recae sobre un curioso personaje. Es un joven arquitecto vasco llamado José Luis de Arrese y Magra, que en ese tiempo empieza a militar en la Falange Española. En 1939 es nombrado Gobernador Civil de Málaga; dos años más tarde ocupó la cartera de Ministro Secretario General del Movimiento, cargo en el que creó la denominada Vieja Guardia, para terminar siendo Ministro de la Vivienda en 1957. Además fue académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y miembro del Consejo Ejecutivo del Consejo Superior de Investigaciones. Se asegura fue uno de los ideólogos del franquismo.
El grupo escolar se comienza a construir en septiembre de 1935, contaría con cuatro aulas, una sala de trabajos manuales, un museo escolar, patio de recreo y cuatro viviendas para quienes enseñasen en él. Lo original del diseño radicaba en estas, ya que constituían el corazón de una torre. Desconozco si la inspiración la encontró el joven arquitecto en la Alcazaba, aunque me inclino a pensar que fue así. Se finalizó la obra en 1936.
La guerra civil llamaba a las puertas de la ciudad, y ello obligó a que aquel edificio, que aspiraba a dar a las niñas una oportunidad de crecimiento y madurez intelectual, se dedicara a curar heridos de la contienda convirtiéndose en Hospital de Sangre.
Al terminar el horror fratricida se le hacen pequeñas reformas para que cumpla con la función para la que había nacido, y en ese momento pasa a llamarse Grupo Escolar Femenino "Generalísimo Franco". Como su nombre inidica está dedicado exclusivamente a la enseñanza de niñas, porque hasta 1970 no se implantará el concepto de la coeducación.
La responsabilidad de la dirección de esta escuela recae sobre una experimentada maestra llamada María Luna. Tenía más que acreditada su capacidad docente, ya que bajo su responsabilidad había estado una escuela unitaria con sede en la calle Santisteban desde los años 20. Eran momentos difíciles y la situación de las escuelas lamentable, pero aquella mujer delgada, morena, que se recogía el cabello en un discreto moño, que vestía trajes oscuros cuyas faldas llegaban al tobillo, de apariencia frágil pero de consistente personalidad, supo remangarse para lograr su objetivo. Pronto en aquel patio de colegio se oirían la risa y los cantos de medio centenar de dulces criaturas con mandilones blancos y lazos en el pelo.
Pero hasta las torres más altas caen y aquella original torre de ladrillo visto y cuatro pisos de altura, que definía el carácter del Grupo Escolar Abentofail, no fue una excepción. Fue la última en morir víctima nuevamente del fantasma de la inestabilidad de las estructuras, que terminó arruinándolo todo.