domingo, 4 de octubre de 2009

Sala de cine “Trifón Medrano”







Sala de cine “Trifón Medrano”
Ana María Rey.
29 de septiembre de 2009.

A raíz de publicar el artículo sobre Lina Odena, he podido saber que el compañero que encabezaba la delegación española que participó en Dinamarca en el IV Congreso de la Internacional Juvenil Comunista, y que se llamaba Trifón Medrano, recibió un homenaje en Guadix, al poner su nombre al cine que funcionó varios años en la Iglesia de Santa Ana.
Poco he podido saber de él, porque la gente recuerda el nombre del cine, pero no quien era el personaje al que se dedicó. Sí sé que Medrano era uno de los miembros del Comité Central del Partido Comunista, elegido en el IV Congreso del PCE celebrado en 1932, junto a José Díaz y Dolores Ibárruri. Que era un joven atractivo en lo físico y en lo intelectual, muy dinámico, un seductor con la palabra y con los hechos, lo que le convirtió en el alma de la unificación de las juventudes comunistas y socialistas en abril de 1936, de las que llegará a ser Secretario General. Cuando el 19 de julio de 1936 el Partido Comunista organiza el Quinto Regimiento de Milicias Populares, se incorpora a él. Entre otras misiones tuvo la de acompañar a los intelectuales de Madrid en su salida hacia Valencia, uno de ellos era Antonio Machado, que en 1938 publicaría un artículo sobre este Regimiento en “Nuestro Ejército” Cuando los fascistas cercaban Madrid, Trifón Medrano se fue al frente de la sierra para defender la ciudad con este Regimiento y lucharon también en Talavera. Fue comandante y su valor en el combate, aumentó su prestigio como dirigen­te de la juventud española. Murió a consecuencia de la explosión de una bomba en un local de Bilbao, donde celebraban una reunión el 18 de febrero de 1937. Lister dirá que fue una muerte no suficientemente aclarada.
En Barcelona hubo un Casal de Juventud “Trifón Medrano” del que sabemos por una nota en “La Vanguardia” del 26 de marzo de 1938. También existía, y aun hoy pervive con su nombre, una Escuela Nacional de Cuadros dirigentes de las Juventudes Comunistas. Probablemente el cine de Guadix recibió su denominación de algún acuerdo municipal adoptado una vez conocido su fallecimiento, como ocurrió en otros ayuntamientos como el Cartagena que lo hizo en mayo de 1937.
Respecto al cine “Trifón Medrano” sabemos que la pantalla estaba instalada en el altar mayor, que la máquina de proyección se situaba en el coro de la iglesia, que en vez de bancos había sillas, y que había que comprar las entradas, aunque no he podido saber lo que costaban. Manuel López Villalba, que siempre ha vivido en la calle Montoro, me cuenta que en una ocasión tuvieron que salir corriendo del cine al sonar la sirena que anunciaba un ataque aéreo, y se protegían en los refugios, unos debajo de la iglesia, otros en el que había próximo al actual cuartel de la Guardia Civil, y otros en las cuevas próximas.
Mi suegro me confirma que la sirena estaba instalada en la torre de la Catedral, y se accionaba eléctricamente desde la sede del Ayuntamiento, ubicado durante la guerra en el Palacio del Obispo. La sirena pertenecían a la fábrica de harinas “La Purísima” que tenía sus instalaciones en la actual Avenida Medina Olmos, y que había servido para señalar las entradas y salidas de sus trabajadores.
La Segunda República coincide con la llegada del cine sonoro a España. Y si bien ciertos productos de la industria cultural, como el libro o el teatro, recibieron un serio impulso en su condición de medios culturales socialmente legitimados, el cine siguió estando confinado en el territorio marginal del espectáculo trivial de evasión. Como cualquier negocio, el cine busca que los temas de las películas sean los favoritos del público, para que las inversiones resulten rentables a las productoras, por eso se recurre a temas folklóricos, religiosos y sainetescos. Si a esto unimos el alto índice de analfabetismo de la población, se explicaría que en las pantallas se vieran historias tomadas de las zarzuelas. Las grandes estrellas de la pantalla, como Estrellita Castro, Imperio Argentina o Carmen Amaya, eran las que participaban en las películas como “La hermana San Sulpicio” (1934), “Rosario, la cortijera” (1935), “Nobleza baturra” (1935), “María de la O” y “Morena Clara” (1936) que fueron grandísimos éxitos.
La Confederación Nacional de Trabajadores (CNT), que tenía su sede en el cercano Colegio de la Presentación, gestionaba el cine, por lo que también programó películas producidas en Rusia que pretendían evidenciar los conflictos sociales y reforzar la función del cine como instrumento de difusión ideológica y de propaganda entre la juventud de Guadix.

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