domingo, 22 de febrero de 2009

Amar es respirar en el arcoiris





Amar es respirar en el arcoiris.
16.2.09

En estos tiempos de prisas, en los que evitamos realizar esfuerzos intelectuales, porque a veces ni tenemos ocasión de estimular los mecanismos del pensamiento, es necesario que nos impongamos la disciplina de la lectura. Cada día estoy más convencida de que colocarnos frente al televisor nos limita en múltiples aspectos de la vida: relaciones sociales, paseos al aire libre, el deleite de la música, el contacto físico, el aprendizaje a través de los libros…
Por eso la propuesta de Publicaciones Comala al colocar en las librería “Erótica celeste”, me parece de lo más sugerente.
Antonio Enrique nos presenta en sus páginas un nuevo paradigma amoroso para este recién estrenado siglo XXI.
La portada es muy evocadora, sobre todo para quienes como yo añoramos el mar, caminar por la orilla, jugar con la arena, escuchar el concierto de las olas y la brisa y dejar que el sol y la espuma nos acaricie la piel. La autora es Vanesa Morillas, para ella mi aplauso.
El titulo de por sí es atractivo, para mí especialmente, porque lo relaciono con los versos de un granadino extraordinario, Val de Omar. Una especie de Leonardo da Vinci que nació a principios del siglo pasado y murió trágicamente en un accidente de tráfico en el verano de 1982. Visionario, ingeniero, creador, poeta, inventor de nuevas tecnologías cinematográficas, y sobre todo miembro de las Misiones Pedagógicas de la República durante las cuales dirigió cerca de cuarenta documentales que siempre terminaban con un “Sin fin”. Escribió “Tientos de la erótica celeste” que empiezan así: Estos tientos nacieron de dos intuiciones:/de la cohesión-amor, como energía táctil/ordenadora del Universo/y del tiempo, como misterio claro y mudo/donde se asienta el latido/de todos los temblores.
Esta carta de presentación, y que el libro viniera de la mano de dos amigos, era suficiente para enfrascarme en su lectura.
Me gusta que el nuevo paradigma, que plantea Antonio Enrique, tenga como referente esencial la amistad; que en sus palabras “supone un hecho creativo, pues requiere imaginación, discreción, tacto, humor del bueno, además de un cierto conocimiento psicológico del otro (otra) proveniente de haberle dedicado tiempo y afecto” Que haga posible que dos personas sean solo amantes sin plantearse el ejercicio de su sexualidad con el fin de la procreación. Y que se fundamente en la libertad.
Aporta planteamientos interesantes como la idea de “mirar al oeste”, en el que nos invita a luchar contra el tiempo dándole la espalda para, así, apropiarnos de nuestra propia sombra.
Sin embargo no me gustan las referencias a Marañón, que aunque en su momento pudieran tener cierto tinte de progresía, está claro que partía de una desigual consideración del hombre y de la mujer, desvalorizando a ésta, igual que le pasaba a Ortega y Gasset. Tampoco me gusta la visión del sexo tan genital en su conjunto, que da al texto un sesgo muy masculino, en el que mujeres como yo no conectamos, aunque es verdad que en algunos momentos llega a leerse una brillante defensa de la emoción, el erotismo y la sensualidad. Y por supuesto afirmaciones pseudo-científicas que presuntamente justifican la falta de genio creador de las mujeres por no se qué actividad cerebral, deberían ser eliminadas, ya que la prueba evidente la proporciona la portada misma del libro.
Sí me atrapa la teoría de que el fluido astral presiente la presencia del ser amado antes de que este se presente en vida, pues no es otra cosa que energía. Hace que soñemos con la persona amada, y nos comuniquemos sin palabras. Posibilita que le amemos cuando no hay esperanza de compartir la vida con él, y que la distancia no menoscabe el amor, antes bien lo pueble de nuevas sensaciones. Es inmune al tiempo y a las circunstancias. Su naturaleza es etérea, celeste.
Sin duda es un libro que apuesta por la polémica, que permite discutir, posicionarse a favor o en contra, buscar argumentos dentro y fuera de él en uno o en otro sentido, mejorar nuestros conocimientos sobre sexo, amor, placer, dolor, erotismo, complejos, e incluso buscar y descubrir erratas.
En cualquier caso es interesante para despertar nuestro sentido crítico ante aspectos tan vitales como nuestro cuerpo y el uso que hacemos de él.