domingo, 30 de agosto de 2009

GUADIX Y LA PRIMERA REPÚBLICA





GUADIX Y LA PRIMERA REPÚBLICA
“El verano de 1873”
Ana María Rey Merino


La Primera República fue el régimen político que hubo en España desde su proclamación por las Cortes, el 11 de febrero de 1873, hasta el 29 de diciembre de 1874, cuando el pronunciamiento del general Martínez Campos dio comienzo a la Restauración borbónica.
Fue una experiencia corta, marcada por tres guerras civiles simultáneas: la Tercera Guerra Carlista, la sublevación cantonal, y la Guerra de los Diez años en Cuba. Los problemas más graves para la consolidación del régimen fueron la división de los republicanos entre federalistas y unitarios, y la falta de apoyo popular.
Pero veamos lo que pasaba en Guadix. El verano de 1873 fue caluroso en grado sumo, y no solamente por las temperaturas propias de la estación, sino por los acontecimientos políticos que se vivieron. De ellos se hace eco “La Iberia”, un diario de ideología liberal que se publicaba en Madrid y que había sido fundado por Pedro Calvo Asensio.
A principios de agosto el corresponsal destacado en Granada, escribe una carta que la dirección del periódico publica íntegramente por ser muy esclarecedora: “Deseoso de que los sucesos actuales de Guadix sean conocidos verídicamente por el público, le escribo recién llegado de aquella desgraciada ciudad a esta, que no lo es menos en infortunio”
Afirma que en Guadix “se venía arrastrando una situación acerba y amarguísima desde los tiempos del señor Zorrilla” Se refiere Manuel Ruiz Zorrilla que había sido Ministro de Fomento y de Gracia. En aquel momento se nombró de manera arbitraria a un alcalde apellidado Honrubia, que “siendo persona sin antecedentes, ni historia, ni capacidad, ha tratado a la pobre población como si fuese un país conquistado” Al parecer durante su mandato se producían, de la mano “de los hombres más corrompidos de Guadix” tiroteos callejeros sobre transeúntes, llegando a morir alguno; actos vandálicos sobre edificios en los que vivían familias; amén de agresiones a todas horas. La justicia abrió procesos criminales, pero había poca confianza porque la gente sabía que aquella banda de indeseables estaba pagada y protegida por el alcalde Honrubia. Eran tantos y tan frecuentes los atropellos que se temía que en cualquier instante pudiese estallar un conflicto que bañase las calles de sangre.
Sigue el corresponsal: “Llegó la República, y el indicado alcalde se hizo republicano, proclamando desvergonzadamente la federal, y asiéndose de esta manera a su puesto de alcalde, o dicho más propiamente, de verdugo”
Requena Espinar viaja a Madrid y Granada, para demostrar la bajeza del proceder de este supuesto servidor público. Así las cosas el Comité Republicano Federal se ve en la obligación de intervenir, y solicita la colaboración del Gobernador de Granada, que procede a la destitución del alcalde pocos días antes de la proclamación del Cantón Granadino.
Indica el periodista de “La Iberia” que en ese momento “es completando el ayuntamiento de Guadix con doce concejales que faltaban para los diez y ocho de su cupo, pues el alcalde del señor Zorrilla no pudo contar en Guadix con más que seis personas que hiciesen el sacrificio de ser sus compañeros de municipio”
Esta información concuerda con otras que habíamos leído en el periódico “El Faro de Guadix” que el 6 de julio publica: “Se han recibido órdenes de Sr. Gobernador de la Provincia, mandando se complete el actual Municipio interino, de esta localidad con doce individuos que le faltan; y son estos de la fracción del Sr. Requena; cuya orden no se ha cumplimentado hasta ahora ignoramos la causa”.
En el siguiente número “El Faro” informa que el jueves 10 “después de mil peripecias, tomaron posesión de sus cargos el alcalde Francisco Rodríguez Casas y los concejales que faltaban. Pero el día no terminó en paz porque después de una trifulca política, hubo heridos, afortunadamente solo dos, gracias a la intervención de la Guardia Civil.
El corresponsal de “La Iberia” lo confirma: “Resistió la destitución y con las turbas que le servían para apalear y asesinar, tomó posiciones en la casa del pueblo, y el gobierno de la provincia envió fuerzas de la Guardia Civil que lo lanzasen, como lo lanzaron, ignominiosamente de la alcaldía, que quiso retener en su poder a la fuerza” “El Faro de Guadix” ratifica la información: “El sábado 12 salieron de Guadix, a disposición del Sr. Gobernador de la provincia, los ex alcaldes S.S. Honrubia y Gómez, custodiados por 25 Guardias Civiles de caballería”
En ese momento José Requena Espinar regresa a la ciudad. Se tenía entonces la impresión de que al haber entrado en el ayuntamiento hombres de bien, la normalidad había retornado a Guadix. El corresponsal del periódico madrileño escribía: “la población en masa discurría hasta las horas mas avanzadas de la noche por calles y paseos en toda la plenitud de su libertad”
En la semana del 27 de julio Guadix se despierta con repiques de campanas y colgaduras, y por la noche hay iluminaciones especiales, fuegos artificiales, música... Todo esto con motivo de la proclamación del Cantón Granadino, del que esta ciudad forma parte. Para ubicar este dato en un contexto claro, hay que explicar que el día 29 de junio se había proclamado en Granada la República Federal, y apenas veinte días más tarde, el 20 de julio, se constituía el Cantón Federal Granadino. Requena Espinar se encontraba muy ligado al movimiento republicano, ya que era la cabeza visible del Partido Republicano Federal, por lo que impulsó la adhesión de Guadix al Cantón, y pagó de su dinero los festejos con que se celebró aquella declaración en la ciudad. La bandera que ondeó en el Ayuntamiento fue la roja y amarilla, creada en 1785, durante el reinado de Carlos III, que con Isabel II se usa también en tierra, y con la proclamación de la I República se mantiene, con la salvedad de que se modifica el escudo, retirándole todas las referencias monárquicas.
Sin embargo se vivía una paz ficticia, porque Honrubia no estaba dispuesto a darse por vencido. El 29 de julio vuelve al ataque, quizá no soportaba comprobar “un país entero lleno de pueril regocijo y de dulce expansión, expresando de este modo el odio y repugnancia que sin distinción de clases, edades y condiciones, sentían unánimemente aquellos moradores, antes retraídos contra una autoridad tan ilegitima como sanguinaria y cruel”. Con esas ideas martilleando en su cabeza, se confabula con los carlistas de Guadix. El diario madrileño sigue informando: “…. se lanzó al campo a la cabeza de una partida lastro-facciosa que se dio cita y tuvo su reunión primera en el cortijo del escribano Sánchez Freila. Proponíase el jefe de estos criminales penetrar con ellos en la ciudad de Guadix, ocupar la casa municipal, proceder al degüello y asesinato de multitud de personas inofensivas y honradas, verificar un saqueo y llenar de consternación y luto aquel país sensato y pacífico”
Pero la fortuna no militaba en sus filas, hubo un oportuno aviso a los responsables municipales que hicieron un llamamiento a los voluntarios y a cuanto patriota había en la ciudad. Así “la población, toda entera, excepción hecha de los carlistas, se movilizó con armas y dentro y fuera de ella procuraron defenderse, y perseguir y capturar a la fiera que les quería acometer. Esta huyó cobardemente, dejando en poder de los bizarros voluntarios de Guadix, algunos secuaces de los que componían su partida lastro-facciosos, que fueron conducidos presos a la cárcel de Guadix el día 29, entrando en la ciudad atados y custodiados por los leales hijos de aquel pueblo”.
Honrubia y el resto de su cuadrilla huyeron a Fiñana, donde el pueblo no quiso admitirlos, y además los repelió. Este fue el momento en el que se inició la desbandada, y mientras muchos de sus hombres pidieron amparo y perdón a las autoridades, Honrubia y sus más leales huyeron sin rumbo fijo. Respecto a los que se entregaron, el corresponsal nos señala: “cuando yo salí anoche se tomaban precauciones para recibirlos por si era una celada o un vil amaño de esos criminales su humillante súplica.”
La crónica del corresponsal termina tributando un homenaje de respeto y consideración por José Requena Espinar y por el primer teniente de alcalde del ayuntamiento de Guadix señor Sánchez Ballesteros, con los que asegura ser correligionario “en cuanto a ideas de orden” aunque de ellos les separa un abismo en ideas políticas. Textualmente dice: “Uno y otro, cada cual en su esfera, porque Requena Espinar es un literato y un hombre de carrera, mientras que el otro es un hombree del pueblo, hijo del trabajo; uno y otro, repito, son dos seres llenos de honradez, dos tipos de proverbiales virtudes cívicas y dos ciudadanos que saben regir los destinos de aquel pueblo en medio de las difíciles circunstancias de actualidad con la más exquisita modestia, con el mayor respeto al orden, sacrificando su propio reposo y sus interese particulares con tal generosidad, especialmente Requena, que tiene fortuna, que es muy probable sea el único hoy en la nación española”

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