La Hermandad del Viaje.
21. 12. 2009
Como cada año, desde la Navidad del año 2002, nos hemos reunido el nutrido grupo de las “viajeras del vino” para aprender un poco más sobre la mágica y especial sustancia que sale de las uvas y se presenta en delicadas botellas.
Entre nosotras hay expertas catadoras que saben usar sus sentidos para conocer la esencia del vino. Con los ojos definen su aspecto: el color, la limpidez, la fluidez, la efervescencia... Con la nariz son capaces de definir el olor: aroma bouquet y aroma de boca... Y con un sorbo ese misterioso laboratorio que todas traemos de fábrica pero que solo unas pocas desarrollan como si perteneciesen al CSI, y que se llama boca, son capaces de sentenciar sobre el gusto y el tacto del vino, porque en la boca son capaces de experimentar sensaciones gustativas, térmicas, táctiles…
Afortunadamente son muchas las bodegas que están produciendo vinos de buena calidad en la Comarca de Guadix, lo que nos permite hacer nuestro particular viaje para conocer delicados y deliciosos caldos, sin salir de nuestras tierras. Conocemos los vinos de las Bodegas Méndez Moya en Dólar; Al Zagal en Cogollos de Guadix; Vertijana en Policar; Muñana y Conde de Sicilia, ambas en Cortes y Graena; Cortijo El Anchurón en Darro; Pago de Almaraes en Benalúa, y en Guadix nos proponemos probarlos todos en la Bodega Calatrava.
Allí nos esperaban, sobre la barra de madera, las botellas, en disciplinada formación, como siempre, junto las brillantes copas en las que se grabó a fuego cada uno de nuestros nombres.
Las más veteranas, las fundadoras de la hermandad, nos esperaban: Ana Vera, Nati Hernández García, Ana Payán Contreras, Sol Olivencia, Mari Navarro, Toñi Vera, Pili Moya, Chunchi Hernández Cruz. Comentamos cuan importante es seguir la consigna de Charles Baudelaire: “Para no ser las esclavas martirizadas del tiempo, embriagaos; embriagaos sin cesar. De vino, de poesía o de virtud, como queráis”
Al llegar me encontré con Mari Carmen, Rosalía y Ana Raya Hidalgo, a las que cariñosamente llamamos las “hermanas Koplovich” hacen gala de un maravilloso sentido del humor y nos reímos tanto que creo que se me han “planchado” todas las arrugas del entrecejo, el vino, cuando estamos limpias por dentro y nos brilla el alma, es el mejor compañero.
También estaban Geli Pérez, Mari Ardite y Encarna Olivencia Varón juntas nos preguntamos si hay algo más noble que unas copas de vino “bien conversadas” entre amigas que se respetan.
Recordamos aquella historia en la que una poetisa discutía con un mercader, la razón por la que negociaba con el vino, y este le respondió: porque cuando quieres desear felicidad a la amiga, levantas tu copa; porque Dios cuando bendijo el agua la transformó en vino, y cuando lo bendijo se transformó en sangre... Si te ofrezco mi vino..., poetisa, ¡no me llames mercader!
Recibieron su bautizo de ingreso en la Hermandad del Viaje, dos mujeres jóvenes que se unían a nuestro cada vez más numeroso grupo, Belén Muñoz, a la que amadrinó Desi López, y Conchi Córdoba que fue acompañada por Lurdes Ruiz Sierra. Tuve el honor de ser la Maestra de Ceremonias de este entrañable momento. Previamente debieron formular su petición: “me presento ante vosotras, las hermanas viajeras, orgullosa de lucir pechos en el pecho y curvas en las caderas, feliz de haber nacido y crecido mujer. Quiero ser una más entre vosotras, y para ello reconozco: Que en mi vida no existe más frontera que la línea del horizonte. Que soy brillante estrella que aporta su luz al mundo. Que aspiro a lograr la quietud del bosque y el ardor del sol. Que poseo la fuerza del ciclón y la energía del fuego ardiente. Y que la sonrisa de mi rostro, refleja la de mi corazón”
Después realizaron su promesa: “Prometo no adorar a la Diosa Discordia, hija de la noche, que lleva consigo las querellas, las mentiras y los embrollos. Prometo venerar a la generosa Maestresa Ana Vera. Prometo respetar la autoridad de mi madrina. Prometo tratar y sentir a las viajeras como a hermanas. Prometo degustar el elixir de las uvas, cada vez que sea convocada por las viajeras, y al menos una vez al año, en vísperas de Navidad. Hago esta promesa, ante vosotras viajeras, solemnemente, con libertad y por mi honor. Si la cumplo fielmente, que las viajeras me premien, y si no, me lo demanden” Brindamos por su felicidad y por la nuestra.
Salí convencida de que debo realizar algunos cambios en mi vida, y voy a hacerlo.
21. 12. 2009
Como cada año, desde la Navidad del año 2002, nos hemos reunido el nutrido grupo de las “viajeras del vino” para aprender un poco más sobre la mágica y especial sustancia que sale de las uvas y se presenta en delicadas botellas.
Entre nosotras hay expertas catadoras que saben usar sus sentidos para conocer la esencia del vino. Con los ojos definen su aspecto: el color, la limpidez, la fluidez, la efervescencia... Con la nariz son capaces de definir el olor: aroma bouquet y aroma de boca... Y con un sorbo ese misterioso laboratorio que todas traemos de fábrica pero que solo unas pocas desarrollan como si perteneciesen al CSI, y que se llama boca, son capaces de sentenciar sobre el gusto y el tacto del vino, porque en la boca son capaces de experimentar sensaciones gustativas, térmicas, táctiles…
Afortunadamente son muchas las bodegas que están produciendo vinos de buena calidad en la Comarca de Guadix, lo que nos permite hacer nuestro particular viaje para conocer delicados y deliciosos caldos, sin salir de nuestras tierras. Conocemos los vinos de las Bodegas Méndez Moya en Dólar; Al Zagal en Cogollos de Guadix; Vertijana en Policar; Muñana y Conde de Sicilia, ambas en Cortes y Graena; Cortijo El Anchurón en Darro; Pago de Almaraes en Benalúa, y en Guadix nos proponemos probarlos todos en la Bodega Calatrava.
Allí nos esperaban, sobre la barra de madera, las botellas, en disciplinada formación, como siempre, junto las brillantes copas en las que se grabó a fuego cada uno de nuestros nombres.
Las más veteranas, las fundadoras de la hermandad, nos esperaban: Ana Vera, Nati Hernández García, Ana Payán Contreras, Sol Olivencia, Mari Navarro, Toñi Vera, Pili Moya, Chunchi Hernández Cruz. Comentamos cuan importante es seguir la consigna de Charles Baudelaire: “Para no ser las esclavas martirizadas del tiempo, embriagaos; embriagaos sin cesar. De vino, de poesía o de virtud, como queráis”
Al llegar me encontré con Mari Carmen, Rosalía y Ana Raya Hidalgo, a las que cariñosamente llamamos las “hermanas Koplovich” hacen gala de un maravilloso sentido del humor y nos reímos tanto que creo que se me han “planchado” todas las arrugas del entrecejo, el vino, cuando estamos limpias por dentro y nos brilla el alma, es el mejor compañero.
También estaban Geli Pérez, Mari Ardite y Encarna Olivencia Varón juntas nos preguntamos si hay algo más noble que unas copas de vino “bien conversadas” entre amigas que se respetan.
Recordamos aquella historia en la que una poetisa discutía con un mercader, la razón por la que negociaba con el vino, y este le respondió: porque cuando quieres desear felicidad a la amiga, levantas tu copa; porque Dios cuando bendijo el agua la transformó en vino, y cuando lo bendijo se transformó en sangre... Si te ofrezco mi vino..., poetisa, ¡no me llames mercader!
Recibieron su bautizo de ingreso en la Hermandad del Viaje, dos mujeres jóvenes que se unían a nuestro cada vez más numeroso grupo, Belén Muñoz, a la que amadrinó Desi López, y Conchi Córdoba que fue acompañada por Lurdes Ruiz Sierra. Tuve el honor de ser la Maestra de Ceremonias de este entrañable momento. Previamente debieron formular su petición: “me presento ante vosotras, las hermanas viajeras, orgullosa de lucir pechos en el pecho y curvas en las caderas, feliz de haber nacido y crecido mujer. Quiero ser una más entre vosotras, y para ello reconozco: Que en mi vida no existe más frontera que la línea del horizonte. Que soy brillante estrella que aporta su luz al mundo. Que aspiro a lograr la quietud del bosque y el ardor del sol. Que poseo la fuerza del ciclón y la energía del fuego ardiente. Y que la sonrisa de mi rostro, refleja la de mi corazón”
Después realizaron su promesa: “Prometo no adorar a la Diosa Discordia, hija de la noche, que lleva consigo las querellas, las mentiras y los embrollos. Prometo venerar a la generosa Maestresa Ana Vera. Prometo respetar la autoridad de mi madrina. Prometo tratar y sentir a las viajeras como a hermanas. Prometo degustar el elixir de las uvas, cada vez que sea convocada por las viajeras, y al menos una vez al año, en vísperas de Navidad. Hago esta promesa, ante vosotras viajeras, solemnemente, con libertad y por mi honor. Si la cumplo fielmente, que las viajeras me premien, y si no, me lo demanden” Brindamos por su felicidad y por la nuestra.
Salí convencida de que debo realizar algunos cambios en mi vida, y voy a hacerlo.
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