jueves, 11 de diciembre de 2008

Acabemos con la homofobia.






Acabemos con la homofobia.
9.12.08.

Una declaración para despenalizar la homosexualidad se cuece a fuego lento en las Naciones Unidas. Pero como indican fuentes diplomáticas, encontrar una zona de consenso no es fácil. Quieren ultimarla para el 18 de diciembre, antes del receso de la Asamblea General. Es una iniciativa de Francia que ahora preside la Unión Europea, y que respaldan todos los estados. Además es apoyada por países latinoamericanos, asiáticos y africanos.
Su corazón se encuentra en el párrafo once, y está redactado para proteger a gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Para ello se pide a los países que tomen “las medidas necesarias, administrativas y legislativas, para garantizar que la orientación sexual y la identidad de género no sean, bajo ninguna circunstancia, causa de sanción penal, en particular ejecución, arresto o detención"
La mención a la pena capital no es casual, ya que la ley islámica que se aplica en gran parte de los países musulmanes castiga la homosexualidad con penas que van de los cien latigazos a la muerte por lapidación. Los informes de Amnistía Internacional y la Asociación Internacional de Gays y Lesbianas, recogen violaciones de los Derechos Humanos de las personas homosexuales en los veinticuatro países de la Liga Árabe. Más de cuatro mil han sido ejecutados en Irán desde 1980. Países como Yemen, Mauritana, Sudán, Nigeria y Qatar aplican la pena capital sin contemplaciones.
El código penal de Malasia en el artículo 377 del castiga con veinte años de cárcel las relaciones homosexuales con penetración. Penas de tres a diez años de prisión están previstas en Brunei, Túnez, Marruecos, Libia, Siria, Jordania, Argelia y Kuwait, entre otros. En Pakistán se equipara con la zoofilia. Además en 90 países hay legislaciones que castigan las relaciones homosexuales de alguna manera.
El Vaticano se opone a esta declaración, que ni siquiera tiene carácter jurídico vinculante, coincidiendo con el islamismo integrista. Estas alianzas huelen a podrido y evidencian que los fanatismos se mueven en terrenos comunes. Claro que no sé de que me extraño a estas alturas. Solo tengo que recordar las “Consideraciones para la respuesta católica a propuestas legislativas de no discriminación a homosexuales” del 23 de julio de 1992, elaboradas por la Congregación de la Doctrina de la Fe: "Existen áreas en las que no es una discriminación injusta tener en cuenta la inclinación sexual, por ejemplo la adopción o el cuidado de niños, en empleos como maestros o entrenadores de deportes y en el reclutamiento militar… La "orientación sexual" no constituye una cualidad comparable a la raza o al grupo étnico, etc., con respecto a la no discriminación. A diferencia de éstas, la orientación homosexual es un desorden objetivo".
Las investigaciones de psiquiatría y neurobiología han dejado claro que la homosexualidad no es enfermedad física o mental. En el pasado se intentaba cambiar a las personas zurdas, ahora se entiende que la “zocatez" es parte de la diversidad humana. Pasa lo mismo con la homosexualidad, solo que al tratarse de un aspecto sexual el tabú es mayor. La Asociación Americana de Psiquiatría sacó la homosexualidad de la lista de desviaciones sexuales en 1973, y la Organización Mundial de la Salud la eliminó de la lista de Estadística Internacional de Enfermedades y otros problemas de salud en 1990.
Podríamos aprender del Budismo, que considera que la sexualidad puede ser fuente de gozo, de comunicación, de éxtasis… o todo lo contrario, puede provocar dolor, soledad, depresión… dependiendo de la actitud interior, y así la búsqueda compulsiva del placer o el rechazo del mismo conduce a un estado antinatural. Esta tradición que no es dogmática, ni reguladora de la vida privada, pone un límite: no debe ser causa de sufrimiento para personas implicadas, ni para terceras o cuartas relacionadas con ellas, porque si esto ocurre, el gozo no puede ser completo.
Esta semana en la que celebramos el sesenta aniversario de la Declaración de Derechos Humanos es imprescindible recordar el artículo uno: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, dotados como están de razón y conciencia, deben portarse fraternalmente los unos con los otros. Y el artículo dos: Toda persona tiene derecho a los derechos proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
Solo recordándolos y practicándolos tendremos una sociedad en paz y libre de toda forma de discriminación. Solo descartando respuestas basadas en la fe y promoviendo el uso de la razón podremos avanzar intelectualmente y de paso vencer también la homofobia.