jueves, 1 de enero de 2009

Los Magos de Oriente.












Los Magos de Oriente.
10.1.2007.

Todavía podemos ver los rastros que han dejado Sus Majestades, esos maravillosos magos de Oriente que siempre consiguen maridar la tradición con la fe y la esperanza, a su paso por nuestra ciudad. Regalos, sonrisas, emoción… Es una divertida fiesta que nos ayuda a mantener la ilusión, a prestar atención a los gustos y necesidades de quienes nos rodean, a encontrar el detalle perfecto…
En la bota que yo coloco, cada Navidad, debajo del abeto decorado e iluminado, además de los regalos con que me obsequian mis tres majos, digo más, mis majísimos reyes, he encontrado algunas preguntas, y he buscado algunas respuestas para compartir contigo. Sentada en mi sofá de madre intentaba imaginar como se viviría ese día en otros países, así que me dirigí a los libros en los que me “desdudo” constantemente.
Ahora que se libra una batalla entre nuestros Reyes Magos y ese personaje que asalta los balcones de muchas casas, conviene recordar que Papá Noel es una figura muy reciente, hija de la imaginación de los escritores neoyorquinos Washington Irving y Clement Moore, nieta de la devoción de holandeses errantes, y real gracias a la publicidad de la Coca-Cola. Se construyó sobre la de san Nicolás, obispo turco del siglo IV cuyo mito se extendió por Europa. Según una antigua leyenda cristiana era famoso por salvar marinos atrapados en la tormenta, defender a los niños y, sobre todo, por dar generosos regalos a los pobres. Se decía que cabalgaba por el cielo en un caballo repartiendo regalos, que vestía como un obispo y a veces iba acompañado por un elfo cuyo trabajo consistía en azotar a las criaturas que eran malas. El día de san Nicolás se celebró el 6 de diciembre, momento en que se repartían los regalos, y aun se mantiene esta costumbre en Francia, Austria, Bélgica y Holanda.
También he podido saber que por los cielos de Italia vuela, en su escoba, una bruja buena y siempre sonriente que se llama Befana, es vieja, fea, y muy simpática. Ella se encarga de repartir los regalos en la misma fecha que nuestros Reyes Magos, llenando los calcetines que para este fin se colocan en las casas. Solo tiene dos defectos, el primero es que nunca deja los regalos que se le piden, y el segundo que a quienes se portan mal les deja carbón.
Los niños y las niñas rusas tienen su fiesta el día de año nuevo, es entonces cuando les visita Ded Moroz, que para nosotras sería algo así como el Abuelo del Frío. Históricamente habían celebrado la fiesta de San Nicolás, pero en la época comunista las celebraciones religiosas se prohibieron y por eso se instituyó Ded Moroz. Es un hombre alto, delgado, con una larga barba blanca, que vive en la estepa siberiana. Viste una capa larga que en sus principios era azul pero actualmente es de rojo con adornos en oro, se desplaza de un lugar a otro en un trineo que llaman troika, y del que tiran seis hermosos caballos. Como todo personaje mágico tiene una persona que le ayuda en su intensa labor de repartir regalos, es su nieta la joven Snegurochka, que podríamos traducir como la muchacha de la nieve, un personaje que aparece en muchos cuentos de hadas.
En Suecia los regalos son repartidos en Nochebuena por Jultomten, un hombrecito diminuto y malhumorado, que vive en desvanes, y viaja en un trineo arrastra el macho cabrío de Thor. Va de casa en casa con un saco lleno de regalos, llama a las puertas y si las criaturas han sido buenas, algo que percibe con solo mirarles a los ojos, les entrega los que le correspondan.
También el 24 de diciembre se reparten obsequios en Suiza, el encargado de hacerlo es un angelito vestido de blanco, con un velo y una coronita de oro. El tintineo de campanitas de plata anuncia su llegada, cuando Christkindli entra en una casa para repartir regalos, se encienden tres velas.
Y visto esto me doy cuenta de que los Magos no son un fenómeno cultural universal, por lo que el año que viene deberíamos intentar que fuesen el asiático Melchor, el europeo Gaspar y el africano Baltasar, quienes escalasen nuestras ventanas, sería una magnífica oportunidad de disfrutar de su maravilloso vestuario de coloridas túnicas y capas batiendo al viento. Pero además reivindicaremos el Roscón de Reyes, ese dulce delicioso y con sorpresas, como el haba que si te toca te obliga a pagar la convidada, o el rey con el que consigues que tus acompañantes te coronen y te rindan pleitesía.