Una mujer con pantalones.
7.1.08
Estoy atónita y me cuesta trabajo desembarazarme del malestar que se acumula en mi cuerpo serrano. En el momento de enfrentarme a la pantalla del ordenador para escribir esta colaboración dudo si abordar el tema que me produce esta desazón, pero finalmente me dejo llevar por el impulso, que si lo pienso un poco, es un monumental cabreo.
Se inicia el año 2009 con un acto institucional conocido como Pascua Militar. Por primera vez en nuestra historia una señora ostenta la responsabilidad de dirigir la defensa del país y por tanto también era la primera vez que una ministra se dirigía al Rey en el Palacio Real, para hablar de temas tan tradicionalmente masculinos. Y la señora Chacón defendió la austeridad presupuestaria ante la crisis, siempre que ello no supusiese descuidar la modernización del ejército y la seguridad de las misiones internacionales, y destacó en su discurso el momento de justicia histórica con las mujeres que son pioneras ya que por primera vez una oficial de nuestro ejército, la comandante del cuerpo de Sanidad, Milagros Hinojosa Pedregosa, era condecorada. La oficial recibía la Cruz de la Orden de San Hermenegildo, con la que se reconoce la constancia y el trabajo impecable de un militar durante veinte años, y de ella se espera que alcance el grado de General de Brigada en 2015.
Y a esto se debe mi perplejidad. En este momento en que hemos celebrado que el diez de marzo de 1988 se aprobara el ingreso de las mujeres en las Fuerzas Armadas españolas. Hoy que uno de cada ocho soldados es una dama, por libre elección. Ahora que el Ejército español en el segundo de Europa en presencia femenina, con dieciséis mil señoras vistiendo uniforme militar, de las que lamentablemente solo cinco de cada cien tienen mando en plaza. Lo que ocupa los editoriales de los periódicos es el traje, el peinado y el maquillaje de la ministra. Y eso me parece atroz.
¿Qué tipo de personas están al frente esos periódicos para dedicar portadas y editoriales a este tema? Desde luego unos impresentables que ignoran que otro medio de reconocido prestigio como el neoyorquino Wall Street Journal, que ha recibido treinta y tres veces el premio Pulitzer por sus artículos, ha señalado a Chacón como la segunda política más influyente de Europa, en una lista de cincuenta mujeres en la que figuran las más relevantes del mundo de la política y los negocios.
Critican a una señora de trayectoria impecable que en este año ha viajado a Afganistán para repatriar y despedir a los soldados muertos por un descerebrado atentado suicida; a ella que ha ordenado una auditoría de género en todas las infraestructuras militares, para verificar que facilitan el adecuado uso en materia de descanso, estudio y aseo, tanto de hombres como de mujeres; a ella que está preparando las acciones que permitan colaborar en la eliminación de la piratería en las aguas de Somalia; a ella que ha solicitado que se adecuen los uniformes militares a las especiales formas de los cuerpos de las mujeres; a ella que ha pasado revista a los contingentes españoles en Bosnia y en Líbano; a ella que ha puesto en marcha un programa de ludotecas para hijos e hijas de militares entre tres y doce años para contribuir a compatibilizar la vida laboral con la familiar en los períodos de vacaciones escolares…
No le dio la gana de vestirse de princesa ¿y qué? Para eso pagamos los sueldos de la Casa Real y es ahí donde están las coronas. Se puso un elegante traje de chaqueta y pantalón, tipo esmoquin, de la diseñadora gallega Purificación García, y con él cumplió a la perfección su cometido. Sobria y serena en el gesto, voz modulada, discurso estructurado y con contenido, dicción clara…
Ella es la única persona del país que se enfunda un pantalón y genera una polémica descomunal en pleno siglo XXI, y eso a pesar de que el modisto Yves Saint Laurent en 1965 consiguió que el pantalón femenino fuese aceptado como una elegante prenda de alta costura.
Yo creo que Carme Chacón recordó una mítica y provocativa frase de Marlene Dietrich pronunciada en 1930: “Una mujer obtiene poder instantáneamente al colocarse un smoking. Es como un acto de magia” Es evidente que las cosas han cambiado poco, y que a algunos “hombres” no les gusta que las mujeres hagan magia, tengan poder, sean inteligentes, consigan que muchas más “estrellas” de las que jamás tendrá Hollywood, se cuadren cuando ellas manden firmes, resulten atractivas, y por supuesto detestan que tengan pantalones.
