jueves, 28 de febrero de 2008

Apuntes para una biografía de José Requena Espinar (II)



Apuntes para una biografía de José Requena Espinar (II).

25.04. 2007.


Ya hemos dicho que José Requena Espinar nació en los últimos años del reinado de Fernando VII. Para entonces se había producido el desplome del Imperio Colonial español (finiquitado en 1824) del cual solo se conservará Cuba y Puerto Rico hasta 1898. Se producirá en Granada la ejecución de Mariana Pineda por orden del rey, cuando nuestro protagonista aun no ha cumplido los tres años, y este hecho se recordará con insistencia en su vida de estudiante en la capital. Un año después muere el rey en septiembre de 1833 y el país queda divido en dos bandos enfrentados ideológicamente que protagonizarán la primera guerra civil del siglo XIX, la Guerra Carlista.
Al reinado de Fernando VII le sigue un período llamado de “Regencias”, ya que la princesa Isabel era solo una niña, y serán otras personas las encargadas del gobierno del país. Primero lo hará su madre Maria Cristina, entre 1833 y 1840; después tomará el relevo el general Baldomero Espartero entre los años 1841 y 1843.
Doña María Cristina impulsará el proyecto de división provincial planteado por el ministro granadino Javier de Burgos, miembro del primer gobierno de la regencia que presidía Cea Bermúdez, un hecho de relevante importancia para Guadix, porque con él se iniciará un imparable proceso de decadencia social, política y económica de la ciudad, y por extensión de la comarca, al perder el protagonismo que tenía como corregimiento.
Me preguntaba como una persona, que había vivido tiempos revueltos y tan cambiantes, se habría posicionado ante ellos, cómo habría construido su personalidad social y política, y procuré buscar las respuestas.
Cuando José Requena Espinar funda el periódico “El Accitano” en 1891, en su primer número hace la siguiente afirmación:
“Nuestro periódico no es político, porque no debe serlo, y porque este terreno es un terreno escabroso y resbaladizo en las poblaciones de corto vecindario que se encuentran alejadas y distantes de los centros de compacta y numerosa población”
Pero esta es solo una declaración de intenciones de cara a la galería, y una forma de tranquilizar a quienes, conociéndole, tengan intención de leer su publicación semanal. Profundizando en las páginas del mismo encontramos información más precisa. Así en el siguiente párrafo extraído del artículo Alma Grande que firma Jesús Pleguezuelos, el 12 de mayo de 1907, nos queda constancia de cuales eran las aspiraciones de nuestro protagonista y la capacidad que tenía para seducir a quienes le escuchaban:
¡Como se deleitaba mi espíritu, asistiendo al grandioso desfile de sus ideales, evocados en su propia alma por la mágica varilla de su genio sublime. Cómo me embriagaba la dicha, viendo desaparecer las fronteras y agrandarse la patria hasta ocupar todo el globo; y ver como se dilataban y extendían los vínculos de la fraternidad hasta convertir en una familia la humanidad entera, y desaparecer los ejércitos, y romperse las cadenas; y rasgarse las tinieblas del espíritu, y suprimirse los códigos; y enseñorearse del mundo todo, a la paz, asistida de la fraternidad y del amor, sin otra ley que la caridad, sin otra fuerza que la inteligencia, sin otras armas que la razón!.!Utopías! ¡Sueños de poeta! ¡Ideales de visionario! Seanlo enhorabuena; pero ¡como gozaba con ellos aquél genio sublime; conjunto armónico de apóstol, filosofo y poeta, y como transmitía a los que admirándole le amábamos, la fe de sus convicciones, el fuego de sus entusiasmos juveniles!
El 11 de febrero de 1873 la Asamblea Nacional (Congreso y Senado) asume todos los poderes y declara como forma de gobierno de la nación la Republica. Son las Cortes monárquicas paradójicamente, las que proclaman la I República en un país que necesita modernizarse con urgencia. Los votos que definen la solución republicana son de 258 a favor y solo 32 en contra.
Pero el nuevo poder legalmente constituido era extremadamente frágil. Tiene que enfrentarse, sin apoyo de bases sociales, a la estructura de un estado conservador, una aristocracia que no se resigna a la pérdida de sus privilegios, un ejército moderado con militares que no son leales, unas arcas exhaustas, una guerra carlista, la tercera (1872-1876), la guerra de Cuba y los cantonalismos que surgen en el sur y suroeste del país. Las derechas están desconcertadas, pensando en soluciones de fuerza y la izquierda burguesa y liberal, con el poder nominal en las manos, pero sin base social.
Fue este año muy rico en experiencias para Requena, y ser candidato en este proceso electoral fue una de ellas. En El Accitano número 741 aparece una nota necrológica en la que se recuerda al concejal del ayuntamiento de Granada, don Andrés Osorio Martínez. Este caballero fue secretario del municipio de Iznalloz, muy conocido en Guadix en los días de los graves acontecimientos políticos de 1873, y por esta nota tenemos conocimiento de la lucha electoral para Diputados de las Cortes Constituyentes entre don Antonio Sánchez Yago y José Requena Espinar.
Sobre esta experiencia para ocupar un puesto en la Congreso, hace algunas reflexiones en las páginas de El Accitano durante el año 1905, en un artículo largo titulado Paralelo que, por su extensión, se publicará en dos números consecutivos. El hecho de que lo recuerde, viene motivado por la similar situación política que se esta produciendo en ese momento en Guadix. Se disputa la elección del diputado de la zona de Guadix-Iznalloz. Treintaitaidos años antes él había sido elegido por el Comité Central Republicano como candidato.
La ciudad de Guadix, la de Iznalloz y todos los pueblos de los dos distritos judiciales votaron mi candidatura por una inmensa mayoría.
Llegó el día del escrutinio. Los caminos estaban tomados. En ellos se despojó a una pequeña parte de los secretarios de todo cuanto traían, incluso las actas, siendo heridos y maltratados por una horda de caribes. Los que pudieron escapar entraron en Guadix como matuteros por trochas y veredas desconocidas. En mi casa depositaron treinta y cinco actas, las cuales conservo para curiosos que quieran verlas. Los aporreados, los heridos, eran aposentados en el hospital de sangre que establecido en la casa que hay frente a la catedral, en el que vive hoy el honrado propietario don Felipe Sánchez Juárez, donde había continuamente dos médicos de guardia. Se celebró el escrutinio. Fue proclamado representante en Cortes por Guadix-Iznalloz don Antonio Sánchez Yago.
Lo sentí, verdaderamente lo digo, por la sangre que corrió. Si el cauce se hubiera abierto a mis ojos con antelación al día señalado para las elecciones, de seguro que retiro mi candidatura.
¿Y que hice yo entonces? Quedarme en mi casa. No viví con bufonadas y ridiculeces que de nada hubieran podido servirme después de aquel sacrificio cruento que hicieron con los míos un Gobierno republicano y un municipio monárquico.
Para José Requena cuando se pierde una batalla electoral, lo mejor es resignarse ante esa situación, y no remover situaciones dolorosas que solo conducen a un aumento de la frustración personal. Pero, pese a la gran decepción, sigue adelante con sus ideas y sus sueños.
En los primeros días del mes de Julio de 1873 la ciudad de Granada comienza a prepararse para las elecciones municipales que tenían que celebrarse a mediado el mes, y que finalmente no se celebraron por los acontecimientos que se precipitaron para dar lugar a la proclamación de “El Cantón Granadino”.
Mientras, en la ciudad de Acci, se editaba “El Faro de Guadix”, una publicación semanal que veía la luz cada domingo. Lo dirigía José Alsacio. Será este periódico el que más información nos aporte, y el que confirme la implicación política de Requena con el proyecto republicano. En un breve bajo el titulo “Última hora” del 6 de julio de 1873,leemos:
Se han recibido órdenes de Sr. Gobernador de la Provincia, mandando se complete el actual Municipio interino, de esta localidad con doce individuos que le faltan; y son estos de la fracción del Sr. Requena; cuya orden no se ha cumplimentado hasta ahora ignoramos la causa.
En el número siguiente, de 13 de julio, en la sección “Revista de la semana”,que firma José María Ortiz, se nos proporciona la siguiente información:
El jueves después de mil peripecias, que sería prolijo enumerar, tomaron posesión de sus cargos los señores D. Francisco Rodríguez Casas, Alcalde Presidente, D. José Sánchez Ballesteros, primer teniente de Alcalde, y D Rosendo Peinado, D. Wenceslao Canovas, D. Pascual Paredes, D. Andrés Alcalde, D Juan Antonio Varón Ballesteros, D. Juan de Dios Berbel, D. Ramón Ruiz, D Manuel Romero y D. Juan P. Hernández Haro, como concejales.
Pero serían como las nueve y media de la noche cuando se rompió el fuego entre las dos partes; colisión que pudo haber traído más funestas consecuencias que las acarreadas- dos heridos, que hasta ahora se sepa- sin la oportuna intervención de la benemérita Guardia Civil, y gracias a las acertadas disposiciones del Sr. Comandante de la misma, La Rada, y a la perfección y bizarría con que las puso en práctica el caballero Teniente del cuerpo D. Pedro Vélez y Vidal.
Ayer salieron de esta ciudad a disposición del Sr. Gobernador de la provincia los ex alcaldes S.S. Honrubia y Gómez, custodiados por 25 Guardias Civiles de caballería.
Ha regresado a esta ciudad nuestro particular amigo el Sr. D. José Requena Espinar.
El mes de julio fue tremendamente cálido en todos los aspectos y la vida política accitana no podía ser menos, por eso en el tercer número de “El Faro” se nos facilita una interesante y definitiva información respecto a la filiación política de Requena:
Ayer empezaron las elecciones municipales en esta localidad, sin hacer nadie contra a la candidatura federal de la fracción del Sr. Requena, pues que la que se dice de igual procedencia y que capitanea el Sr. Honrubia se ha abstenido, haciendo lo propio la Radical y la Conservadora, que han cumplido así con los acuerdos de sus respectivos partidos.
Nuevamente en el número del día 27 descubrimos una información vital para entender la fervorosa militancia republicana de Requena:
Si la anterior semana fue animada y divertida, no le ha ido a la zaga, antes por el contrario, ha sido más retozona la que ya nos esta diciendo ¡abur!. Repiques de campanas, colgaduras, iluminaciones, fuegos artificiales, música, etc. Todo esto con motivo de la proclamación del Cantón Granadino, del que esta ciudad forma parte.
Para ubicar este dato en un contexto claro, hay que explicar que el día 29 de junio se había proclamado en Granada la República Federal, y apenas veinte días más tarde, el 20 de julio, se constituía el Cantón Federal Granadino. Requena se encontraba muy ligado al movimiento republicano por lo que impulsó la adhesión de Guadix al Cantón, y pagó de su dinero los festejos con que se celebró aquella declaración en la ciudad.
En este mismo sentido se manifiesta, años después, el hijo de un íntimo amigo de José Requena, Jesús García-Varela López-Argüeta, que participaba en esos encuentros de jóvenes en el Paseo de la Catedral, en su artículo “Cosas que pasaron” y que firma el 27 de abril de 1907.
Su vida preñada de aventuras, curiosísima para los aficionados a la Historia íntima de rivalidades y tumultos, en aquellos sucesos del 73.
-Don José diga algo de cuando era árbitro del Cantón Accitano…
-Gobernador prudente, dirás, rectificaba, mantenía de mi peculio la guardia nacional…y ocurrió…
entonces sus ojos infantiles, bondadosos, serenos, se ponían tristes viendo algo fatídico que ocurrir pudo; a pesar de los buenos deseos de hombres de buena voluntad…
Las funestas consecuencias que tuvo en su vida personal la decisión de comprometerse en política y luchar abiertamente por transformar la convulsa sociedad en la que le tocó vivir, las encontramos en algunas referencias que se publicaron en “El Accitano”, escritas por personas que estuvieron muy próximas a él.
Aureliano del Castillo y Beltrán fue su amigo y colaborador. Había nacido en Jerez del Marquesado, era un célebre escritor, poeta y crítico de arte conocido en el mundillo literario de la época como “Teloncillo”. Colaborador de “La Crónica de Guadix”, de “El Defensor de Granada”, “El Imparcial” y “El Globo”, nunca dejó de hacerlo en “El Accitano”. Escribe el 29 de abril de 1907:
De bastante buena posición hasta su perfecta madurez, tomó a la sazón parte activa en la política, quizá de manera deslucida, y desde luego desmedrada, consagrándoles sus actividades, que habría empleado mucho mejor en el terreno literario; pues a decir verdad, no había nacido Requena mas que para el cultivo de las amenas y bellas letras. Esta errada determinación, y la rueda de la fortuna, contribuyeron sin duda a traerlo a situación poco desahogada; pero desde entonces, bien puede asegurarse de cierto, que comprendió perfectamente su verdadera vocación literaria, a lo que dedicó con toda la fuerza de su voluntad, fundando “El Accitano”
En una colaboración que firma Juan Aparicio Peral plasma la visión política que de Requena tiene y hasta que punto llegaba su altruismo:
Le veo comprometiendo posición, nombre, riqueza, por otro ideal: la redención del pueblo; pretendido, agasajado, con porvenir brillante, rehusando todo lo que no encarne alguna grandiosa concepción de lo suprasensiblemente bello.
Se produjeron algunos oscuros sucesos de engaños y deslealtades en ese tiempo que llevaron a Requena a la ruina económica y a ser condenado a muerte. Es un hecho que aun estoy documentando, pero sí sabemos que recayó sobre él condena de pena capital que le fue condonada , aunque no pudo librarse del exilio, probablemente en África.
Algo intuimos en el artículo que firma Jesús Miranda Muñoz, que en ese momento era Presidente del Liceo accitano, y que años atrás había sido el encargado de escribir la sección “Reflejos de la semana” en el periódico local “El Eco Accitano”, reproduce algunas de las íntimas conversaciones que había mantenido con Requena y que nos ayudan a seguir dibujando su ser político. Lo escribe en un tren viajando desde la estación de ferrocarril de Almería hacia Guadix, el 10 de mayo de 1907 dice:
¡Pecados de D. José... Imputarle cuantos queráis: yo puedo aseguraos que ninguno de ellos le ha cerrado las puertas del Cielo! ¡Y pobres de nosotros, si las hubiese encontrado entornadas siquiera! ¿Habéis tenido alguno tantos estímulos para los grandes pecados, el homicidio, por ejemplo, como acosaron la fortaleza moral de don José? Oídle: “Pero hijo, que inocentes o que ignorantes deben ser estas criaturas. ¿Qué adelantaría yo con matar a ese hombre? Dicen que soy un cobarde porque no lo he matado, dime tú para que se necesita más valor en ciertas ocasiones ¿para matar o para no matar? Y además ¿que me ha hecho ese hombre para que lo mate?. Mire usted que empeño, que majadería, ¡que lo mate, Dios!. Te digo que jamás he sido tan feliz como ahora; que mi felicidad casi comenzó con mi pobreza; que hasta debo agradecerle el haberme dejado pobre. ¿Es posible la felicidad completa en esta vida? No, ¿verdad?. Pues si yo conservara mi fortuna es indudable que me agobiarían otras penas, y entre la de haber perdido aquella y la de que se hubiese muerto alguna de mis hijas, que son ángeles o mi mujer que es una santa, no hay para que decirte lo contento que estoy con mi escasez”.
Su esposa Ernestina Alarcón, fue para él su constante apoyo, y le proporcionó la paz y la felicidad que, constituían para él, junto con sus dos hijas Ernestina y Elisa, su mayor tesoro. Pero una de las tareas más importantes que hubo de desempeñar, esta leal compañera, fue la de recomponer las redes de relaciones sociales de su familia. Para ello fue generosa con su tiempo y su trabajo, con lo que consiguió que su casa fuese un importante centro de reunión para las buenas gentes de la ciudad, y organizaba con cierta frecuencia veladas musicales y literarias, a las que era un honor ser invitada.
En los últimos años Requena padeció una enfermedad reumática que lo mantenía recluido en su casa durante la fría estación invernal. Pero cuando las lilas y los almendros florecían, comenzaban sus paseos por la ciudad. El anuncio de la primavera era un acontecimiento para los jóvenes guadijeños con curiosidad intelectual, que al verlo abandonar las oficinas de “El Accitano” le saludaban y junto a él se dirigían, en apretado grupo a los asientos de piedra del paseo de la Catedral. Allí improvisaban tertulias que eran prácticamente interrogatorios dirigidos al que los jóvenes consideraban un libro abierto. Requena que disponía de esa energía motor llamada por el filósofo Letamendi “eterno infantil”, que le procuraba una alegría dulce y una enorme paciencia, compartía con aquella arrolladora juventud cuanto había vivido, visto y leído.
Espero haberte ayudado a descubrir a este personaje por el que yo siento una ternura infinita. Por mi parte seguiré intentando completar las lagunas de estos apuntes biográficos, con la intención de lograr que se haga definitivamente justicia con el padre del republicanismo accitano.