30.3.09
Por ser nuestra ciudad un cruce de caminos, hemos recibido múltiples influencias de cuantos pueblos han pasado por ella. Los aspectos relacionados con la religiosidad no han sido una excepción.
Por eso en nuestro intento de que la historia recoja la mitad que siempre ha olvidado, nos ocupamos de colocar los focos de la actualidad sobre una pieza perdida durante mucho tiempo, hasta que la magia de la arqueología la sacó a la luz en Guqdix. Se trata de un pedestal descubierto en el año 1623. Ese tesoro formó parte de las posesiones el Marqués de Estepa, pasó después a manos del Duque de Alcalá, y finalmente se sumó a las propiedades del Duque de Medinaceli, que lo donó en 1953 al museo arqueológico de Sevilla, donde se conserva actualmente.
Se procedió a traducir su inscripción. Así supimos que el pedestal servía de base a una escultura de la Diosa Isis; que es uno de los más importantes monumentos isíacos del mundo romano; y que fue mandado realizar por Fabia Fabiana, una rica propietaria, culta y emprendedora, seguidora y devota de la Diosa. Se relata la importante donación de plata para la construcción de la imagen de Isis, además de la necesaria para la elaboraciòn de una diadema, unos pendientes, un broche y anillos para los dedos pequeño, corazón y anular. Todas estas piezas estaban delicadamente enriquecidas con perlas y piedra preciosas, como las esmeraldas. Pero no era bastante, según el critierio de Fabia Fabiana, para honrar a Isis, por lo que además le regalaba una gargantilla realizada con cuatro sartas de treinta y seis perlas y dieciséis esmeraldas; pulseras para los tobillos; y adornos para las sandalias.
Investigaciones posteriores verificaron que en nuestra colonia se rendía culto a esta deidad de origen oriental, que era venerada en Egipto desde el III milenio antes de Cristo, y que fue introducida en Roma un siglo después a finales del siglo II, gozando de gran popularidad.
Isis era una Diosa bastante compleja, unificadora de todos los aspectos de la feminidad. Ella junto con su hijo Horus, era adorada de forma individual y fuera de los rituales del Estado. Se trataba de un culto de trasfondo erótico, revestía un cierto papel transgresor y antiromano, por lo que estaba mal visto por los tradicionalistas. Proyectaba una imagen igualitaria y liberadora de la mujer, y esto convirtió a muchas mujeres en sus fieles devotas. Las sacerdotisas encargadas del templo y del culto solian ser extranjeras.
Isis es una madre virgen que engendró, junto a Ra (dios del Sol) a Horus para que hiciera justicia y destruyese al maligno.
En Egipto las representaciones de Isis eran ataviadas con lujosos vestidos y adornadas con profusión de joyas. En nuestra ciudad era evidente que se seguía el mismo ritual, ya que la pieza museística mencionada hace referencia a la donación de numerosas joyas. Y así lo evidencia también la inscripción funeraria de Livia Calcedonia hallada en Guadix, en la que se declara devota de Isis y pide ser enterrada con un collar de perlas y veinte esmeraldas en la mano derecha, siguiendo el modelo de la venerada Diosa.
Sabemos que el Viejo Testamento prohibe realizar y adorar ídolos e imágenes talladas de cuanto hay en los cielos, la tierra y las aguas subterráneas, y también postrarse ante ellas o darles culto (Deuteronomio5), por lo que la única explicación que podemos dar a la vulneración de la ley, sacando imágenes en procesión, es la influencia de la tradición religiosa pagana.
En los Hechos de los Apóstoles se relata una visita de San Pablo a Efeso y el jaleo que se montó cuanto el apóstol predicó sobre un solo Dios y la prohibición de imágenes. Los artesanos clamaron al cielo para evitar que se fueran al traste su cultura, dando vivas a la Diosa. Estaba claro el sentimiento de la sociedad pagana hacia su reina celestial.
Precisamente en Efeso en el año 431 se celebró un concilio que presidió Cirilo de Alejandría. En él se instituyó como dogma de fe el papel de María como "Madre de Dios". A pesar de ello, el culto a Isis perdudaría todavía cien años más, hasta el 535 en que Justiniano aboliría el último culto de la religión pagana: el de la Diosa Isis.
En el proceso de cristianización de la sociedad romana, existen crónicas que nos cuentan como las personas ya bautizadas no abandonaban el culto a la "Isis Madre de Dios", y para no destruir sus imágenes les cambiaban el nombre, apoyandose en el dogma de la Virgen María.
En nuestra ciudad, cada Semana Santa sacamos a nuestras vírgenes en procesión a cuál más bella; cada una es capaz de despertar los más profundos e intensos sentimientos; engalanadas con sus mejores ropajes y alhajas; perfumadas de flores, incienso y cera que arde; seguidas de camareras austeras y elegantes, y este bello cuadro, envuelto por las notas de distintos instrumentos musicales. Y siempre que las veo me pregunto si alguna ellas será Isis.
Para hacer justicia a nuestra historia, el Ayuntamiento de Guadix, dedicó a la Diosa Isis una avenida, que simbólicamente une las avenidas de Mariana Pineda y la de Venus de Paulenca, y que abraza el Caño de San Antón. Allí hay una referencia a Netón, al igual que en el pedestal dedicado a Isis; y cuando se restauró, la escultora Mari Angeles Lázaro, realizó un bajo relieve que representa a la Diosa con sus alas desplegadas.
Ahora el Ayuntamiento para seguir haciendo justicia a nuestra historia, debería encargar una replica del pedestal de mármol que hay en Sevilla, una escultura que represente a Isis y colocarlo en la avenida que la honra.
Nadie debería escandalizarse porque son muchos los caminos que nos conducen a la verdad y al encuentro con la idea de la divinidad, y ya san Juan nos advertía que "ni su voz habéis oído jamás, ni visto su aspecto".