domingo, 19 de abril de 2009

María Zambrano.





María Zambrano.
30-3-2009

La filósofa y escritora María Zambrano Alarcón, es una de las figuras capitales del pensamiento español del siglo XX. Presencia indiscutible en el panorama filosófico moderno, dejó una magnífica obra uniendo poesía y pensamiento.
Nació en Vélez-Málaga el 25 de abril de 1904, hija de Blas Zambrano y Araceli Alarcón, ambos maestros. Tan sólo permanecería tres años en su tierra natal ya que su familia se trasladó a Jaén y luego a Segovia, ciudad donde María cursó el bachillerato y a la que años después dedicaría un importante ensayo, y donde su padre era contertuliano y colega de Antonio Machado.
En Madrid cursa estudios de Filosofía, algo insólito en una mujer, asistiendo desde los veinte a los veintisiete años, a las clases de Ortega y Gasset, de García Morente, de Julián Besteiro y de Zubiri, integrándose en los movimientos estudiantiles y colaborando, a partir de 1928 en distintos periódicos. Comenzó a publicar sus primeros ensayos en la Revista de Occidente, precisamente de la mano de Ortega, y se inició en la docencia como profesora auxiliar de Filosofía en la Universidad Central y como profesora del Instituto-Escuela.
Vive muy de cerca los acontecimientos políticos de aquellos años, de cuya vivencia será fruto un primer libro: Horizonte del liberalismo, aparecido en 1930.
En aquellos años que precedieron su exilio, conoció y entabló amistad con Bergamín, con Luis Cernuda, Jorge Guillén, Emilio Prados y también con Miguel Hernández.
Se casa en septiembre del 36 con Alfonso Rodríguez Aldave, recién nombrado secretario de Embajada de España en Santiago de Chile, con quien emprende un primer viaje a La Habana, de donde vuelven al año siguiente, él para incorporarse a filas, ella para colaborar con la República
Perdida la causa, María Zambrano sale de España el 28 de enero de 1939. Deja atrás todo lo suyo. París, inmediatamente México, luego de nuevo La Habana, son los primeros hitos del exilio.Conoce y entabla amistad con Octavio Paz y León Felipe. También en ese año publica Pensamiento y Poesía en la vida española, y Filosofía y Poesía, a lo que seguirá una intensa actividad literaria. En 1942 es nombrada profesora de la Universidad de Río Piedras, en Puerto Rico. Progresivamente, se va dibujando en ella la necesidad de atender a eso que empieza a denominar "razón poética"
En 1946, viaja a Paris, donde encuentra a su hermana Araceli, torturada por los nazis, al borde de la locura. Se quedará con ella hasta la muerte de ésta. En París entabla amistad con Albert Camus y con René Char. En 1948 se separa de su marido y vuelve a La Habana ahora acompañada de Araceli, donde habrán de quedarse hasta 1953, fecha en la que viajan a Roma. Por aquel entonces escribirá algunas de sus obras más importante: El hombre y lo divino, Los sueños y el tiempo, Persona y democracia, entre otros. En 1964 abandona Roma para fijar su residenia en Suiza. En los años 70 Escribe Claros del bosque y empieza De la aurora.
Aunque la poesía desde un principio se ha planteado como problema para los filósofos, que la han ignorado o atacado, uno de los aspectos más originales del pensamiento de María Zambrano reside en su interés permanente por lo poético. Amplios capítulos de su obra están dedicados a pensar la poesía, a arrancarle sus secretos como ámbito de la experiencia vital del ser humano. Este interés es una cristalización de su curiosidad por ciertos elementos del saber que no se prestan a la sistematización; son rasgos que pertenecen a lo que podríamos llamar «el pensamiento emergente», el pensar que está en proceso de forjarse y que no se ha encapsulado todavía en las formas o categorías racionales. Su pasión por la poesía coincidió con el empeño en llevarnos a una reflexión en la que se nos permita toparnos con ese punto donde se encuentra lo singular de la persona, la expresión de lo vital en las expresiones más individuales. En nuestra vida diaria tendemos a dejarnos llevar por la monotonía, a ver todo como una sucesión de eventos delineados por un patrón ya conocido, pero, desde esta perspectiva, la poesía se define como lo que nos permite reconocer lo que aún desconocemos.
Las raíces del pensamiento filosófico de María Zambrano brotan del impulso de armonizar metafísica y mística con el fin de proponer la razón poética como solución a la crisis existencial de la década de los cuarenta. Por eso María Zambrano fue una figura sorprendente e inaudita en los años de la dictadura en España, donde predominaba la censura y la vulgaridad; de ahí que tuviera que vivir un exilio que, en sus propias palabras «ha sido como mi patria, o como una dimensión de una patria desconocida, pero que una vez que se conoce, es irrenunciable». Lo cierto es que París, Méjico, Cuba, Roma y Ginebra son los escenarios geográficos que se inscriben, para siempre, como testigos directos de la construcción de un legado filosófico muy original y muy personal, pero, ante todo, impensable de haber permanecido la filósofa en España. Sin duda alguna, su legado es el propio de una mujer valiente, que se atrevió a romper con convencionalismos y permaneció a lo largo de los años contagiando su entusiasmo y su fascinación por el estudio de las más variadas formas de creación.
La obra de Zambrano es hija y heredera indiscutible de la Segunda República española, una época de brillantez y libertad intelectual en la que una jovencísima María Zambrano había tenido la ocasión de mostrar su creatividad, su talento y su compromiso con la democracia. La vuelta a España de Zambrano en noviembre de 1984, después del largo exilio, constituye uno de los acontecimientos cumbre en la vida de la filósofa española. Una energía renovada la impulsa, desde ese momento y hasta su muerte, a volcarse de manera sorprendente en la escritura de numerosos artículos y, sobre todo, en la continuada convivencia con diferentes figuras del mundo intelectual. De algunos de ellos quedan testimonios de admiración y de respeto, pero, sobre todo, de amor. José Miguel Ullán recuerda de ella que «Al hablar, entraba en espirales vertiginosas, hurgaba en todas las heridas y, a la vez, se abría a la esperanza, nos la hacía contemplable».
Con la democracia le llegaran a María los más importantes reconocimientos: premio Príncipe de Asturias en 1981, por su larga labor filosófica y literaria realizada durante medio siglo, expuesta en numerosas publicaciones, y por su labor docente, tanto en España como en Hispanoamérica. Doctora honoris causa por la Universidad de Málaga. Premio Extraordinario Pablo Iglesias. Medalla de Oro de Madrid. Hija predilecta de Andalucía en 1987, coincidiendo con la constitución de la fundación que lleva su nombre en Vélez-Málaga. Premio Cervantes 1988. Fallece en 1991. No obstante seguirá recibiendo reconocimientos sociales, como el de "Hija Predilecta de la Provincia de Málaga", en donde el Ministerio de Fomento bautizó con su nombre la estación central de ferrocarril. Y en 2008 se botó el buque remolcador de Salvamento Marítimo BS-22 María Zambrano. El Ayuntamiento de Guadix por acuerdo unánime del Pleno le dedicó la calle que comienza en Manuel de Falla, atrviesa la barriada Angel Ganivet y termina en la Barriada de Federico García Lorca.
Nos ha legado algunas afirmaciones en las que os invito a detener vuestro pensamiento:

"La actitud de preguntar supone la aparición de la conciencia"
"La pregunta, qué, es el despertar de la persona"
"Filosófico es el preguntar y poético el hallazgo"

Hoy rendimos homenaje y damos nuestro aplauso a Maria Zambrano.