viernes, 19 de septiembre de 2008

El hispanista y el pintor.

Ayamonte


Jeréz de la Frontera

Sevilla



El hispanista y el pintor.
15.9.08.

Este fin de semana le he hecho un regalo a mis ojos y a mi pensamiento. He ido a Málaga, al Centro de Arte Contemporáneo. Sentía la imperiosa necesidad de contemplar la particular” Visión de España“ de Sorolla, que por primera vez sale de su espacio habitual en la Hispanic Society de Nueva York.
Ya la han disfrutado en Valencia, Madrid y Sevilla, y le queda por recorrer Bilbao y Barcelona. Si te interesa estará abierta hasta el 29 de septiembre, con un horario amplio, desde las diez de la mañana a la una de la madrugada, y la entrada es gratis.
La muestra del genial Joaquín Sorolla, nació por un encargo del mecenas norteamericano Archer Milton Huntington. Un tipo enamorado de nuestro país, sus gentes y su cultura. Hijo único de uno de los hombres más ricos de América (propietario de una compañía de ferrocarriles y de grandes astilleros), hizo de su vocación de hispanista la tenaz razón de su existencia, gracias, eso sí, a la enorme fortuna que heredó de su padre.
Mientras España y los Estados Unidos guerreaban por Cuba, en 1898, él viajaba por el norte de la piel de toro para descubrir y afirmar, contra viento y marea, los valores históricos, sociales y artísticos de lo español.
Huntington funda “The Hispanic Society of América” el 18 de mayo de 1904, con el fin de establecer una biblioteca y un museo público que permitiese difundir la cultura española y latinoamericana de forma gratuita. Abrió sus puertas unos años después, y desde entonces ha tenido un gran impacto en los estudios hispánicos en los EEUU. Está ubicada entre las calles 155 y 156 de Broadway, en un bello edificio, y en sus jardines se descubren enormes esculturas de personajes históricos españoles realizadas por su esposa, la escultora Anna Hyatt.
El encuentro de Huntington con Sorolla fue crucial para ambos, se habían visto en París y luego en Londres, donde concertaron la primera exposición del pintor valenciano en Nueva York en 1909. El inesperado éxito de la misma supuso el espaldarazo definitivo de ambos hacia la fama.
El primer viaje por España de Archer Huntington, y la gira completa de Joaquín Sorolla por la península en la segunda década del siglo XX, constituyen un epílogo glorioso a la gran saga de los "viajeros" que como Gustavo Dorè, Laborde o Merimé, hicieron en suelo hispano un arquetipo de ese género.
Archer Huntington pidió en 1910 a Sorolla que plasmara la historia de España en una serie de importantes acontecimientos, en formato gigante, para decorar una de las salas de la ”Hispanic Society”. Nuestro pintor, ya en plena madurez, se vio desbordado e incapaz de afrontar la documentación que requerían las escenas para un friso de setenta metros de largo por casi cuatro metros de alto, en los que plasmar la acontecimientos acaecidos a lo largo de los siglos en uno de los países más complejos de Europa. Rechazó la oferta. Huntington comprendió insistió reformulando el reto, esta vez el encargo consistía en pintar las provincias de España y Portugal con sus gentes y el espíritu de sus regiones.
Sorolla filtró por su paleta la esencia misma de la España y, con tremendo esfuerzo de síntesis, resolvió el encargo del magnate americano que hoy da fama universal, y multitud de visitantes, a la Hispanic Society neoyorkina. Con las manos en los pinceles y la mirada atenta, atrapó el espíritu de nuestras gentes e inmortalizó unas formas de vida que estaban ya, a punto de desaparecer.
Yo he disfrutado cada uno de los catorce paneles realizados entre 1912 y 1919, en los que están escenificadas las fiestas y actividades típicas de las distintas regiones. Me llama poderosamente la atención el gran número de obras dedicadas a Andalucía : El encierro, inspirado en las tierras de Jerez de la Frontera; La pesca del atún en Ayamonte; y El baile de la Cruz de Mayo, Los toreros y Los nazarenos, en Sevilla.
Sorolla es un pintor polifacético, gran paisajista y excelente retratista, que aprendió del maestro de maestros, del genial y universal Velázquez; que se dejó influenciar por un especial tratamiento de la luz que utilizaban los pintores nórdicos; que incorporó en sus cuadros las aportaciones de la pintura impresionista y postimpresionista de los artistas franceses; y que usaba el color de forma magistral, sobre todo ese blanco en el que se reflejan rojos, azules, amarillos y verdes, y que lo hacen tan especial. Es por eso que la obra de Joaquín Sorolla me apasiona, me estimula y me emociona .
Joaquin Sorolla

Archer Huntington