martes, 15 de abril de 2008

Bandas sonoras de un genio




Bandas sonoras de un genio.

22.8.07.
Hollywood en ocasiones se comporta injustamente con algunos y algunas artistas, no podría decir si debido a la casualidad o por simple mala leche, lo cierto es que los ignora durante toda su vida profesional o los mantiene como eternos nominados, esperando que envejezcan para subsanar sus continuos despropósitos con un Oscar honorífico, dedicado a esa carrera que tan arrogantemente escogió no premiar en infinitas oportunidades.
Este es el caso de que pudimos presenciar en la última edición celebrada en febrero, por fin se hacía justicia cósmica con una persona que a sus casi ochenta años, ha compuesto música para más de trescientas películas, y ha creado bandas sonoras inolvidables, capaces de llegar a todo tipo de público. Pero en sus más de cuarenta años de oficio sólo ha estado nominado en cinco ocasiones, por Días de Cielo, La Misión, Los Intocables, Bugsy y Malena y no ha sido el ganador en ninguna de ellas, a pesar del respaldo incondicional de la crítica y el público.
Directores como Oliver Stone, Brian de Palma, Franco Zeffirelli, Roman Polanski, Bernardo Bertolucci, Pier Paolo Pasolini, Liliana Cavani y Pedro Almodóvar, entre otros muchos, han requerido de su magistral hacer, para envolver sus películas con notas inolvidables, esas que, sin saber racionalmente la causa, nos dejan un maravilloso estado de bienestar cuando leemos Fin en la gran pantalla.
Ennio Morricone recibió la dorada estatuilla “por su contribución magnífica y multifacética a la música cinematográfica, la Academia quiere de este modo reconocer, no sólo el importante número de bandas sonoras compuestas, sino también el hecho de que muchas de ellas son obras maestras muy conocidas y apreciadas”
El músico lo recogió emocionado y sin poder contener las lágrimas lo dedicó a la mujer que conoce desde 1950 y que es su esposa, María Travia, Se lo entregó un actor al que su música se asocia irremediablemente: Clint Eastwood.
¿Quién no recuerda aquellas películas, del llamado Spaghetti Western, que estuvo tan de moda en las décadas de los 60 y los 70 del siglo pasado? Fue bautizado así porque la mayoría de estas películas fueron financiadas por compañías italianas o españolas. El término fue usado por los críticos para menospreciar al género, que se caracteriza por una estética sucia a la vez que estilizada, y por unos personajes aparentemente carentes de moral, rudos y duros, por protagonistas que hablan por el cañón de sus pistolas, bandidos con la maldad dibujada en sus rostros, situaciones preñadas de enfermizo humor negro... y primeros planos en asfixiante formato panorámico. Se sirvió de los clichés clásicos de las películas del oeste americano para crear un estilo propio Algunas de aquellas películas fueron extraordinarios éxitos de taquilla que recibieron el aplauso del público lo que hizo cambiar la opinión de algunos críticos. De especial interés resulta la Trilogía del Dólar del director romano Sergio Leone: “Por un puñado de dólares”, “La muerte tenía un precio” y “El bueno, el feo y el malo”.
Las dos últimas fueron rodadas, en parte, en escenarios de nuestra comarca De los setenta largometrajes realizados entre los años 1924 y 2004, en estas tierras, trece nos permiten disfrutar de la música de Morricone, porque para ellos creó las bandas sonoras.
La segunda, de 1965, protagonizada por Eastwood, Van Cleef y Volonté, es una fábula irónica sobre la venganza, la violencia y la codicia. Leone puso las imágenes, Morricone las elevó a categoría de arte con su bellísima música. Seguro que podrías silbar como Alessandro Alessandroni, en el momento crucial del duelo. Observa con atención la escena primera, reconocerás el tramo ferroviario de La Calahorra a las minas de Alquife, si te fijas bien en algunos planos se ve difuminado el castillo. Esta película tuvo un éxito incomparable de público y es la más popular de la trilogía.
Sería estupendo que el Ayuntamiento de La Calahorra hiciera una apuesta por el cine y para honrar a Morricone. Quizá se podría reconstruir el poblado como un elemento para comprender la época cinematográfica que nuestra comarca ha vivido. Recopilar las películas y utilizarlas con los colegios de forma didáctica elaborando materiales que permitan conocer el medio con otra forma de mirar. Documentar las experiencias de quienes vivieron los rodajes como figurantes, extras, proveedores u observadores. Hacer acopio de las fotografías dispersas que existen en cientos de hogares y que dan fe de aquel bullicio que provocaba la grabación de una película. Poner en uso los viejos trenes en las líneas muertas. Y puestos a imaginar, una casa de oficios que formara en profesiones que demanda el cine…