“El Capricho” Revista literaria.
23.4.08
Cada 24 de abril siento la necesidad de escribir algunas frases para recordar al que fue uno de los precursores del periodismo y el republicanismo en Guadix, don José Requena Espinar, por ser la fecha de su fallecimiento.
En esta ocasión quiero compartir contigo un pequeño hallazgo que hizo latir aceleradamente y con fuerza mi corazón. Me encontraba en la Hemeroteca de la Casa de los Tiros, una soleada tarde de invierno, ese lugar acogedor en el que, desde hace años, voy descubriendo y conociendo los periódicos del siglo XIX que se imprimieron en nuestra provincia. Mi lectura tiene dos objetivos, el primero aproximarme a la realidad social, cultural y política de ese tiempo, y el segundo descubrir a hombres y mujeres de Guadix que por miles de razones (generalmente porque estaban en el lado de quienes perdían las batallas) han sido mantenidos en la sombra de las páginas de nuestra historia.
Pedí a la bibliotecaria unos rollos microfilmados, y mientras los subía de las cámaras en los que se almacenan, busqué asiento cerca del ventanal que regala deliciosas vistas del jardín, acto seguido encendí la pantalla. La amable señora me proporcionó los periódicos en rollos fotográficos, los coloqué en la máquina y giré la manivela pasando las páginas que van apareciendo en el visor. Estaba ante las columnas de la revista literaria granadina “El Capricho”, del sábado 16 de enero de 1847, concretamente en esa página mágica con el número 13.
La primera plana es una editorial del equipo de redacción en el que agradecen la extraordinaria acogida que les dispensa el público desde su aparición y que se concreta en una extensa suscripción. Plantean que tienen como objeto proporcionar a Granada un digno representante del periodismo literario y brindar a los jóvenes que empiezan a formarse una honrosa reputación, ya que solo están dispuestos a publicar los trabajos concienzudos y esmerados. Literalmente afirma: por eso nos hemos afanado por contar entre los colaboradores de “El Capricho” a señoras distinguidas por sus raros talentos y especial educación, y a hombres conocidos ventajosamente en los círculos literarios por sus aplaudidas obras.
Es así como deciden formar entre colaboradores y colaboradoras, junto al equipo de redacción una “Sociedad de amigos” cuyo solo nombre dicen “es una garantía del espíritu de fraternidad que preside todas sus operaciones” A continuación relaciona a las 9 mujeres y 33 hombres que la componen. Y es en este punto donde me da un vuelco el corazón, porque aparecen tres nombres muy conocidos, Torcuato Tarrago y Mateos, José Requena Espinar y Enriqueta Lozano, que en ese momento tenían 25, 18 y 16 años respectivamente.
Esta sencilla referencia confirmaba varias informaciones previas. Una era la estrecha relación de Requena con Torcuato Tarrago, siendo este nueve años mayor, fue sin duda el modelo de muchos jovencitos accitanos con afición por las letras, y los introdujo en cuantos proyectos se embarcaba.
Yo había leído en “El Accitano”, que como ya sabes es el periódico que fundo y dirigió José Requena desde 1891 hasta su muerte, palabras de elogio y admiración para con la escritora granadina Enriqueta Lozano, pero desconocía el momento en que comenzaron a tratarse. Por eso este dato era tan importante. Hasta ahora situaba su encuentro cuando se embarcan en el proyecto de “El Eco de Occidente” en su época netamente granadina de 1854 bajo la dirección de Pedro Antonio de Alarcón, donde ambos colaboraban, pero “El Capricho” adelanta la fecha en siete años.
Requena y Lozano coincidieron también como académicos de “La Academia de Ciencias y Literatura”, y como socios de “El Liceo”, donde ambos habían leído sus composiciones poéticas. Fundaron y dirigieron sus propios periódicos, ella “Madre de familia” y el “El Accitano”,durante todo el tiempo que Enriqueta vivió intercambiaron ejemplares de los mismos y correspondencia.
Requena la llamaba “mi más consecuente amiga” y cuando el ayuntamiento granadino dedicó un monumento póstumo a la escritora, que había fallecido en 1895, él felicitó al consistorio porque ”con aquel gesto se recordaría a una eminente poetisa que fue mi colaboradora constante en el periodismo”
Hoy conocemos un poquito mejor a Requena, pero yo necesito saber más, así que si conoces algún dato, te agradecería que lo compartieses conmigo.
23.4.08
Cada 24 de abril siento la necesidad de escribir algunas frases para recordar al que fue uno de los precursores del periodismo y el republicanismo en Guadix, don José Requena Espinar, por ser la fecha de su fallecimiento.
En esta ocasión quiero compartir contigo un pequeño hallazgo que hizo latir aceleradamente y con fuerza mi corazón. Me encontraba en la Hemeroteca de la Casa de los Tiros, una soleada tarde de invierno, ese lugar acogedor en el que, desde hace años, voy descubriendo y conociendo los periódicos del siglo XIX que se imprimieron en nuestra provincia. Mi lectura tiene dos objetivos, el primero aproximarme a la realidad social, cultural y política de ese tiempo, y el segundo descubrir a hombres y mujeres de Guadix que por miles de razones (generalmente porque estaban en el lado de quienes perdían las batallas) han sido mantenidos en la sombra de las páginas de nuestra historia.
Pedí a la bibliotecaria unos rollos microfilmados, y mientras los subía de las cámaras en los que se almacenan, busqué asiento cerca del ventanal que regala deliciosas vistas del jardín, acto seguido encendí la pantalla. La amable señora me proporcionó los periódicos en rollos fotográficos, los coloqué en la máquina y giré la manivela pasando las páginas que van apareciendo en el visor. Estaba ante las columnas de la revista literaria granadina “El Capricho”, del sábado 16 de enero de 1847, concretamente en esa página mágica con el número 13.
La primera plana es una editorial del equipo de redacción en el que agradecen la extraordinaria acogida que les dispensa el público desde su aparición y que se concreta en una extensa suscripción. Plantean que tienen como objeto proporcionar a Granada un digno representante del periodismo literario y brindar a los jóvenes que empiezan a formarse una honrosa reputación, ya que solo están dispuestos a publicar los trabajos concienzudos y esmerados. Literalmente afirma: por eso nos hemos afanado por contar entre los colaboradores de “El Capricho” a señoras distinguidas por sus raros talentos y especial educación, y a hombres conocidos ventajosamente en los círculos literarios por sus aplaudidas obras.
Es así como deciden formar entre colaboradores y colaboradoras, junto al equipo de redacción una “Sociedad de amigos” cuyo solo nombre dicen “es una garantía del espíritu de fraternidad que preside todas sus operaciones” A continuación relaciona a las 9 mujeres y 33 hombres que la componen. Y es en este punto donde me da un vuelco el corazón, porque aparecen tres nombres muy conocidos, Torcuato Tarrago y Mateos, José Requena Espinar y Enriqueta Lozano, que en ese momento tenían 25, 18 y 16 años respectivamente.
Esta sencilla referencia confirmaba varias informaciones previas. Una era la estrecha relación de Requena con Torcuato Tarrago, siendo este nueve años mayor, fue sin duda el modelo de muchos jovencitos accitanos con afición por las letras, y los introdujo en cuantos proyectos se embarcaba.
Yo había leído en “El Accitano”, que como ya sabes es el periódico que fundo y dirigió José Requena desde 1891 hasta su muerte, palabras de elogio y admiración para con la escritora granadina Enriqueta Lozano, pero desconocía el momento en que comenzaron a tratarse. Por eso este dato era tan importante. Hasta ahora situaba su encuentro cuando se embarcan en el proyecto de “El Eco de Occidente” en su época netamente granadina de 1854 bajo la dirección de Pedro Antonio de Alarcón, donde ambos colaboraban, pero “El Capricho” adelanta la fecha en siete años.
Requena y Lozano coincidieron también como académicos de “La Academia de Ciencias y Literatura”, y como socios de “El Liceo”, donde ambos habían leído sus composiciones poéticas. Fundaron y dirigieron sus propios periódicos, ella “Madre de familia” y el “El Accitano”,durante todo el tiempo que Enriqueta vivió intercambiaron ejemplares de los mismos y correspondencia.
Requena la llamaba “mi más consecuente amiga” y cuando el ayuntamiento granadino dedicó un monumento póstumo a la escritora, que había fallecido en 1895, él felicitó al consistorio porque ”con aquel gesto se recordaría a una eminente poetisa que fue mi colaboradora constante en el periodismo”
Hoy conocemos un poquito mejor a Requena, pero yo necesito saber más, así que si conoces algún dato, te agradecería que lo compartieses conmigo.