viernes, 11 de abril de 2008

Virgen de Ternura



Virgen de Ternura.

7 de abril de 2008

En la Navidad del año 2004, escribía un artículo que tenía como protagonista a la “Virgen de la Leche” que podemos contemplar en la iglesia de la Concepción, y lo terminaba pidiendo información sobre una escultura similar que estaba en la Catedral, concretamente en la capilla que actualmente ocupa la Virgen de la Esperanza. Hoy, ojeando el libro “La Catedral de Guadix. Magna Splendore” he encontrado una fotografía en blanco y negro, que procede del Archivo Fotográfico de Torcuato Fandila García de los Reyes, y que me dicen que pudo ser realizada por Valverde, de “La Virgen de Belén”. Es una escultura de Torcuato Ruiz del Peral conocida como “Virgen de Belén”. Se nos dice que está inspirada en la pequeña imagen realiza por Alonso Cano con la misma advocación, y que fue destruida en la guerra del 36. Por lo mucho que ha hablado con las personas mayores que la recuerdan, sé que se inclinan por la hipótesis del robo y desaparición, y no por la de la destrucción. Y además recuerdan un debate, que venía de antiguo, sobre la denominación, que entienden que se resolvió llamándola “de Belén” y “de la Leche”
Dicen que la encargó el obispo Andrés de List y Barrera, mediado el siglo XVIII, poco antes de renunciar a su puesto y abandonar Guadix y que había decidido costearla junto con el retablo de la capilla en la que se ubicaría
Estamos ante el recuerdo de la bellísima talla de una mujer joven sentada y concentrada en la acción de alimentar, con su seno derecho al descubierto y sujeto por los dedos índice y corazón de la mano izquierda, a un niño Jesús entretenido, no sabemos bien si mirando el bullicio de los regordetes y juguetones angelotes que están a sus pies, o atento a los movimientos de la serpiente, que también es vigilada de cerca por un Querubin. El conjunto se sitúa sobre una elaborada peana, que pierde su rigidez y frialdad al estar los angeles subiendo y bajando por ella.
La escultura barroca española en general, y granadina en particular, en su afán de aproximar al mundo de lo real los diferentes temas religiosos, consigue piezas de una emocionada humanidad que llegan al corazón de quien las contemplan y que pone de moda una imagen en muchas poblaciones. Es el caso de la Virgen de Belén, de especial trascendencia en la escuela barroca granadina a lo largo de toda su existencia. Un tema sencillo, que no plantea grandes problemas de composición, que es de fácil comprensión y que se convertirá en un potente elemento de identificación emocional. La alusión al pequeño pueblecito de Belén donde nació Jesús y tratarse de la más tierna versión de la Virgen con su hijito, en actitud amorosa, protectora, nutriente, ayudó a la consecución de su éxito, además de estar dotada de esa dimensión tan humana que hace fácil que una madre se reconozca en esta escena.
María tiene la cabeza cubierta con toca y una leve corona de estrellas, que sin embargo, nos permite contemplar el delicado peinado de su melena lisa, brillante y morena y perfectamente colocada detrás de sus hombros. Y su joven rostro relajado, sereno, concentrado… con una bien dibujada boca, en la que los labios anuncian la dulce suavidad de sus besos.
Está vestida con una túnica de tono claro y liso; un sobrevestido con estampado simétrico que se abre desde el vientre, rematado por cinta bordada. Cada pierna está cubierta por uno de estos vestidos que produce una interesante composición, enriquecida por el movimiento que provoca la caída de los múltiples pliegues de las telas. Vemos también un manto de tonos oscuros que predomina en el lado derecho sirviendo de marco a la desnudez del niño.
Sabemos que hay cuatro grupos de representaciones iconográficas de María. Al primero se suman aquellas en las que se la representa antes del Nacimiento de Jesús: Virgen niña, Inmaculada Concepción y Maternidad Virginal. En el segundo aquella imágenes en las que se presenta con el Niño y que recoge tanto las Vírgenes de Majestad (Ella en el trono y el hijo sentado en sus rodillas), como las de Ternura. En el tercer grupo la Virgen de Dolor, donde incorporamos las Angustias, la Piedad, los Dolores y la Soledad. Y el cuarto grupo la Virgen Protectora: Esperanza, Misericordia, Rosario, Merced.... De la Virgen de Belén y de la Leche podemos asegurar que pertenece al grupo de las de Ternura, porque descubrimos la delicadeza del roce de sus manos, la paciencia del cuidado, la actitud amorosa al dar el pecho… Una auténtica belleza que me evoca, de nuevo, a la Diosa Isis.