Sal en mi boca cuando te beso.
15. 1.2008.
Una de las formas más bellas de la poesía japonesa recibe el nombre de “Haiku” Su forma, casi siempre, consiste en diecisiete sílabas distribuidas en tres versos, de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente: Muy quieta miro/ como nazco de nuevo/ retratándome él.
En japonés no tiene ni rima, ni titulo y la simplicidad de la composición es tal que se puede prescindir de los signos de puntuación y de las mayúsculas. Es una forma poética nominal con expresión sencilla y concisa: Es aquel beso/el que nunca me diste/luz en mi pecho.
Matsuo Bashō era el pseudónimo de Matsuo Munefusa, poeta japonés nacido en un pueblecito cerca de Kyoto en 1644. Había creado su propia escuela y estaba siempre rodeado de discípulos y admiradores, uno de ellos le regaló una pequeña casita junto al río Sumida, al mismo tiempo, otro una planta de banano (bashō) que daría nombre a la casa y posteriormente a su propietario. Se le considera uno de los haikistas más importantes, y le debemos la definición de esta particular forma de expresión: “es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento" Por eso en el haiku la frescura y la espontaneidad son la expresión directa del instante, como una fotografía poética. Su haiku más popular fue traducido por Octavio Paz: Un viejo estanque:/salta una rana ¡zas!/chapaleteo.
Lo que caracteriza al haiku y lo distancia de otras formas poéticas es su contenido. Un haiku trata de describir de forma brevísima una escena, vista o imaginada: Campo de fuego,/sonrisas de amapolas/ en brisa fugaz. Jorge Luis Borges lo hace: La vieja mano/sigue trazando versos/para el olvido. También el joven Andrés Neuman: Sin horizonte/en las alcantarillas/termina el agua. O Susana Benet: Brilla la Luna/en el rastro reseco/del caracol.
Para el autor Kobayashi Issa, haiku es la expresión de su amor por las personas: De no estar tú/demasiado enorme/sería el bosque. Pero también admiración por los animales, por lo que no me sorprenden las deliciosas descripciones que se hacen de algunos que en ocasiones resultan repugnantes, como el gusano que nos presenta Armando Duvalier: Un diminuto ingeniero/que va midiendo en el día/las longitudes del suelo. O el alacrán del que escribe Carlos Gutiérrez: Surge de algún rincón/en medio de un paréntesis/ y de una interrogación. Otros nos provocan envidia como en los versos de Ana Rosa Núñez: Cangrejo: amigo./También yo quisiera/desandar mis caminos. O este: Breve cortejo nupcial,/ las hormigas arrastran/ pétalos de azahar. Tienen cabida, en el repertorio haiku, las cosas más insignificantes y cotidianas, que logran así su momento de gloria, es el caso de este paraguas: Flor de tristeza/ que se abre cuando el llanto/ del cielo empieza.
En muchos de los poemas se hace referencia a las estaciones del año. La floración de ciruelos, cerezos, sauces, el canto de las aves: El cielo azul/es primavera/azahar en Sevilla. El verano trae consigo el canto de los insectos, las lluvias: Precioso el verde/sobre el plato en verano:/¡tanta verdura!. Propio del otoño son las garzas, las largas noches o la cosecha del arroz: Sorprendido el silencio/oyó caer la camelia/sobre la hojarasca. Finalmente el invierno venía acompañado de la nieve, la niebla, el viento: Frente al invierno/tu pura resistencia/de árbol desnudo
El poeta Yosa Buson consideraba la creación de haiku un arte más, cuyo fin era la belleza, por eso sus poemas dibujan claramente las apariencias sensuales de las cosas, son sensitivos, románticos: El halo de la Luna/¿no es el perfume de la flor del ciruelo/ que subió hasta allá?. Igual lo ha entendido quien ha escrito: Ahora se con certeza/que tu fuego sagrado/me invade y habita. Y este otro: Besar tus labios/y morirme en ellos;/!vida eterna!
El poema suele tratar de los múltiples torbellinos de sentimientos: El barco/deja solo una estela/¿nosotros que dejamos? De deseos: Tú reclinada/ con ojos distantes/ yo con sed de ti. De interrogantes: Pienso en el ayer/sueño en el mañana;/¿vivo el presente? De cuentos: De las aguas/ la Luna saca a flote/ la plata que se hundió con los piratas. De estados de ánimo: Recostada en/ la roca, me besa la/ brisa… doy gracias. De belleza: Un charco/la calle inundada/de cielo.
Para mi, haiku es la transparencia de una emoción profunda ante la visión, o el sentimiento, de las cosas más sencillas de la vida: Sal en mi boca/se transforma mi aliento/cuando te beso.
Prueba a escribir lo que ves y lo que sientes en un haiku, y si quieres mándamelo.
15. 1.2008.
Una de las formas más bellas de la poesía japonesa recibe el nombre de “Haiku” Su forma, casi siempre, consiste en diecisiete sílabas distribuidas en tres versos, de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente: Muy quieta miro/ como nazco de nuevo/ retratándome él.
En japonés no tiene ni rima, ni titulo y la simplicidad de la composición es tal que se puede prescindir de los signos de puntuación y de las mayúsculas. Es una forma poética nominal con expresión sencilla y concisa: Es aquel beso/el que nunca me diste/luz en mi pecho.
Matsuo Bashō era el pseudónimo de Matsuo Munefusa, poeta japonés nacido en un pueblecito cerca de Kyoto en 1644. Había creado su propia escuela y estaba siempre rodeado de discípulos y admiradores, uno de ellos le regaló una pequeña casita junto al río Sumida, al mismo tiempo, otro una planta de banano (bashō) que daría nombre a la casa y posteriormente a su propietario. Se le considera uno de los haikistas más importantes, y le debemos la definición de esta particular forma de expresión: “es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento" Por eso en el haiku la frescura y la espontaneidad son la expresión directa del instante, como una fotografía poética. Su haiku más popular fue traducido por Octavio Paz: Un viejo estanque:/salta una rana ¡zas!/chapaleteo.
Lo que caracteriza al haiku y lo distancia de otras formas poéticas es su contenido. Un haiku trata de describir de forma brevísima una escena, vista o imaginada: Campo de fuego,/sonrisas de amapolas/ en brisa fugaz. Jorge Luis Borges lo hace: La vieja mano/sigue trazando versos/para el olvido. También el joven Andrés Neuman: Sin horizonte/en las alcantarillas/termina el agua. O Susana Benet: Brilla la Luna/en el rastro reseco/del caracol.
Para el autor Kobayashi Issa, haiku es la expresión de su amor por las personas: De no estar tú/demasiado enorme/sería el bosque. Pero también admiración por los animales, por lo que no me sorprenden las deliciosas descripciones que se hacen de algunos que en ocasiones resultan repugnantes, como el gusano que nos presenta Armando Duvalier: Un diminuto ingeniero/que va midiendo en el día/las longitudes del suelo. O el alacrán del que escribe Carlos Gutiérrez: Surge de algún rincón/en medio de un paréntesis/ y de una interrogación. Otros nos provocan envidia como en los versos de Ana Rosa Núñez: Cangrejo: amigo./También yo quisiera/desandar mis caminos. O este: Breve cortejo nupcial,/ las hormigas arrastran/ pétalos de azahar. Tienen cabida, en el repertorio haiku, las cosas más insignificantes y cotidianas, que logran así su momento de gloria, es el caso de este paraguas: Flor de tristeza/ que se abre cuando el llanto/ del cielo empieza.
En muchos de los poemas se hace referencia a las estaciones del año. La floración de ciruelos, cerezos, sauces, el canto de las aves: El cielo azul/es primavera/azahar en Sevilla. El verano trae consigo el canto de los insectos, las lluvias: Precioso el verde/sobre el plato en verano:/¡tanta verdura!. Propio del otoño son las garzas, las largas noches o la cosecha del arroz: Sorprendido el silencio/oyó caer la camelia/sobre la hojarasca. Finalmente el invierno venía acompañado de la nieve, la niebla, el viento: Frente al invierno/tu pura resistencia/de árbol desnudo
El poeta Yosa Buson consideraba la creación de haiku un arte más, cuyo fin era la belleza, por eso sus poemas dibujan claramente las apariencias sensuales de las cosas, son sensitivos, románticos: El halo de la Luna/¿no es el perfume de la flor del ciruelo/ que subió hasta allá?. Igual lo ha entendido quien ha escrito: Ahora se con certeza/que tu fuego sagrado/me invade y habita. Y este otro: Besar tus labios/y morirme en ellos;/!vida eterna!
El poema suele tratar de los múltiples torbellinos de sentimientos: El barco/deja solo una estela/¿nosotros que dejamos? De deseos: Tú reclinada/ con ojos distantes/ yo con sed de ti. De interrogantes: Pienso en el ayer/sueño en el mañana;/¿vivo el presente? De cuentos: De las aguas/ la Luna saca a flote/ la plata que se hundió con los piratas. De estados de ánimo: Recostada en/ la roca, me besa la/ brisa… doy gracias. De belleza: Un charco/la calle inundada/de cielo.
Para mi, haiku es la transparencia de una emoción profunda ante la visión, o el sentimiento, de las cosas más sencillas de la vida: Sal en mi boca/se transforma mi aliento/cuando te beso.
Prueba a escribir lo que ves y lo que sientes en un haiku, y si quieres mándamelo.