Reparto de responsabilidades.
He recordado una campaña publicitaria de televisión con la que se pretendía conseguir una mayor sensibilidad de la sociedad sobre la necesidad de que las tareas del hogar fuesen compartidas por el conjunto de la familia.
Cuando digo compartidas digo bien , porque compartir no es lo mismo que ayudar.
Las mujeres la aplaudieron y los hombres dijeron ¡Si todavía se quejaran! y acto seguido pasaban a relatar los trabajos de los que liberaban a las señoras: sacamos la basura, llevamos a los niños al colegio hacemos la compra en el supermercado, compramos el pan y los periódicos, nos encargamos de pagar los impuestos y buscamos al fontanero.
Yo los escucho atentamente y digo que eso está muy bien, pero que las mujeres no debemos dejar que nos ganen de nuevo el terreno.
Ellos siempre conquistan la calle y a nosotras nos dejan en casa, incluso cuando repartimos las tareas domésticas.
Porque mientras que ellos hacen todo lo que dicen, que es verdad, nosotras fregamos los retretes, planchamos, cosemos rotos y botones, y desengrasamos los azulejos de la cocina.
Y yo digo, si ellos son más altos, más fuertes y más rápidos, ¿por qué no hacen estas tareas?. Y si nosotras hablamos más y mejor, ¿por qué no hacemos las cosas de la calle que exigen mas relaciones personales y de comunicación?.
He recordado una campaña publicitaria de televisión con la que se pretendía conseguir una mayor sensibilidad de la sociedad sobre la necesidad de que las tareas del hogar fuesen compartidas por el conjunto de la familia.
Cuando digo compartidas digo bien , porque compartir no es lo mismo que ayudar.
Las mujeres la aplaudieron y los hombres dijeron ¡Si todavía se quejaran! y acto seguido pasaban a relatar los trabajos de los que liberaban a las señoras: sacamos la basura, llevamos a los niños al colegio hacemos la compra en el supermercado, compramos el pan y los periódicos, nos encargamos de pagar los impuestos y buscamos al fontanero.
Yo los escucho atentamente y digo que eso está muy bien, pero que las mujeres no debemos dejar que nos ganen de nuevo el terreno.
Ellos siempre conquistan la calle y a nosotras nos dejan en casa, incluso cuando repartimos las tareas domésticas.
Porque mientras que ellos hacen todo lo que dicen, que es verdad, nosotras fregamos los retretes, planchamos, cosemos rotos y botones, y desengrasamos los azulejos de la cocina.
Y yo digo, si ellos son más altos, más fuertes y más rápidos, ¿por qué no hacen estas tareas?. Y si nosotras hablamos más y mejor, ¿por qué no hacemos las cosas de la calle que exigen mas relaciones personales y de comunicación?.