sábado, 21 de junio de 2008

Muñecas recortables.



Muñecas recortables.
16.6.08

He hablado con mi sobrina Alba que acaba de cumplir cinco años. Mientras intentaba imaginar como será su sonrisa en este preciso instante, por mi cabeza pasan aquellos increíbles momentos en que la vi nacer y escuché su primer estornudo, porque esta preciosa criatura no lloró al nacer, solo estornudó, como una especial forma de comunicación en la que nos informaba que hacía frío en aquel paritorio y que necesitaba abrazos que le devolviesen el calorcito acogedor que había tenido durante tantos meses en la panza de su madre.
Recordé también el día que la bautizamos en el río Morollón de La Peza, con aquellas heladas aguas que nos dejaron los pies insensibles durante un buen rato. El hecho de que la rodease, durante sus primeros días de vida, tanta sensación de frío, ha hecho de ella, por contraste, una niña cálida, simpática, vivaracha, inquieta, despierta… Yo la quiero muchísimo.
La conversación que mantuvimos, me llevó a prometerle que, cuando venga a visitarme el mes que viene (porque ella reside en el sur de la isla de Tenerife) me sentaré con ella en la mesa de la cocina para jugar con las muñecas recortables que le he comprado para celebrar su cumpleaños.
Vendrá acompañada por su prima Zoe, una deliciosa criatura que es suave como un osito de peluche, simpática como un cascabel y tranquila como una pompa de jabón, menor que Alba y su inseparable compañera de aventuras.
Tengo entrañables recuerdos de mi infancia, en la que aquellas particulares criaturas de papel multicolor, me acompañaron, con las que tanto jugué, y deseo que Alba y Zoe tengan la oportunidad de vivir esa experiencia.
Las llamábamos genéricamente ” mariquitas”, nombre con el que las bautizó la Editorial Hernando en torno a 1920, ya que crearon a la maravillosa Mariquita. Estas muñecas recortables no pudieron escapar de la guerra y muchas desaparecieron para siempre en los bombardeos, como ocurrió con las de esta editorial, y otras participaron activamente de un bando o de otro como soldados o enfermeras. En la posguerra fue un recurso muy económico para llenar a las niñas de ilusión y fantasía. Y sin duda se situaron como de los juguetes más populares de las niñas de los 50, 60, 70 y 80, que se aproximaron a ellas de la mano de sus madres de generación en generación.
En una de los múltiples cambios de domicilio que he vivido, perdí una preciosa caja con valiosísimos tesoros, y especialmente echo de menos tres muñecas de cartón grueso que se podían mantener en pie gracias a un ingenioso soporte, el extenso vestuario del que disponían se fijaba a su cuerpo con coloridas hebras de lana que combinaban a la perfección con cada prenda. Cuando cierro los ojos las veo con total nitidez, e incluso recuerdo que, la de la media melena morena, se llamaba Bonny.
Mis sobrinas y yo, tijeras en mano, procederemos a desprender a las muñecas de la cárcel que supone la superficie plana de la cartulina en que están imprimidas. Lo mismo haremos con todos sus vestidos y complementos. Ya he buscado unas cajas de puros que he forrado con recortes de fotografías en color de los suplementos dominicales de los periódicos, un pincel y un bote de cola blanca. Esa será la nueva casa de las muñecas que tomaran vida en breve. Decidiremos cuales serán sus nombres, las situaciones que deberán afrontar nuestra nuevas amigas, cómo serán sus relaciones sociales y de qué manera vivirán.
Tengo el convencimiento de que las muñecas recortables saben que son tan importantes cómo las muñecas de tres dimensiones porque nos han servido, a las niñas de varias generaciones, para desarrollar toda la imaginación de una manera creativa y económica. Y estoy persuadida de que a fuerza de dormir entre las páginas de muchos libros de historia, se incorporarán a ella aun sabiéndose sencillas y frágiles como el papel que les da vida.
Hagamos que estas criaturas que han formado parte de nuestra vida, de nuestro aprendizaje, que nos han acompañado en la salud y la enfermedad, en las alegrías y las tristezas, sean conocidas por las nuevas generaciones, dejen de ser invisibles y recuperen el protagonismo que no debieron perder.