miércoles, 28 de mayo de 2008

El principe azul







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Mantuve conversación con una compañera a la que atormentaba la tristeza, que se sentía sola, impotente para enfrentarse con los problemas de la vida cotidiana. Echaba de menos que apareciese "el príncipe azul" de su historia personal.
Desde su mas tierna infancia le habían hablado de EL, y esperaba que fuese EL, quien batallase contra todos sus miedos y le allanase la senda por la que transita.
Verdaderamente a todas la mujeres nos han inculcado en forma de cuentos infantiles que nacimos para ser princesas, siempre y cuando, apareciese EL; un hombre apuesto, inteligente, valiente, honrado, trabajador, cariñoso, comprensivo, con sentido del humor, de buena familia y capaz de poner cien mil dragones derrotados a nuestros pies.
Pero todo es fantasía, producto de mentes que imaginan lo imposible.
Mujeres y hombres somos responsables de nuestras vidas. Hemos de elegir cada día el camino que debemos seguir y no podemos ni debemos delegar en otras personas. Asumir los errores y disfrutar de los logros que consigamos es nuestra tarea. No es solución dejar de exigirnos responsabilidad y coraje.
Cenicienta, Pretty Woman y otras historias con el mismo argumento, deben hacernos pasar un buen rato, pero no pueden evadirnos de la realidad, ser una venda sobre nuestros ojos o una fuente de frustración.
Las mujeres no somos princesas indefensas, y los hombres también tienen sus miedos y sus limitaciones. Hemos de construir una sociedad de hombres y mujeres libres, iguales e inteligentes en la que nadie interprete un papel del cuento en el que no se sienta cómoda.
Por cierto también es falso que las ranas, aunque hablen, se conviertan en hombres por mucho cariño, cuidados, besos y caricias que les deis, si son ranas os salen ranas.